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jueves, 18 de octubre de 2018

La fuerza de su mirada, de Tim Powers

Tim Powers es uno de los más destacados autores de fantasía y su obra ha ganado los premios más prestigiosos, como el Phillip Dick, el Ignatus, el Gigamesh de Fantasía y el World Fantasy, entre otros.
Yo no lo conocía de nada, pero un conocido publicó en Facebook que se había comprado un libro suyo, foto incluida (creo que “Las puertas de Anubis”, pero no estoy seguro) y eso despertó mi curiosidad, así que entré en la Wikipedia para informarme. Dio la casualidad que en la biblioteca tenían dos libros suyos, “La fuerza de su mirada” y “Las puertas de Anubis”, sus dos obras más conocidas y premiadas, pero resulta que el de Anubis lo robaron (no es la primera vez que voy preguntando por un libro y lo han sustraído), así que me llevé este a casa.

En sus novelas Tim Powers suele mezclar personajes históricos con fantasía y magia (dato curioso: la cuarta entrega de “Los Piratas del Caribe” está basada parcialmente en una novela suya, “En tierras extrañas”) y entre las páginas de la presente novela desfilan poetas de la talla de Percy Shelley, Lord Byron y Keats, que tienen un gran peso en el desarrollo de la trama principal.

La novela transcurre en las primeras décadas del siglo XIX y trata sobre unas criaturas a medio camino entre el vampiro y el súcubo. Una de las formas es la de estatua de piedra, también pueden hacerse pasar por humanos, pero su verdadero aspecto es el de una serpiente con alas. Con su aspecto humano seducen tanto a hombres como mujeres y los “vampirizan”; estos quedan subyugados por su influjo, se convierten en sus esclavos y se alimentan de su sangre hasta que ya no les queda nada, y son terriblemente celosos. Aquel humano al que se unen, asesinan a todos sus seres queridos.


El protagonista de la novela es un hombre llamado Michael Crawford, que en la víspera de su segundo matrimonio se coge una buena curda con dos amigos suyos y antes de acostarse coloca su anillo distraídamente en el dedo de una estatua en un jardín (obviamente por lo que acabo de contar esta no es una simple estatua). Más tarde se despierta en plena noche acordándose del anillo pero al bajar al jardín descubre que la estatua ha desaparecido misteriosamente.

Michael se casa con Julia y esa noche, más tarde, se despierta al notar a su mujer haciéndole el amor (o alguien a quien cree su mujer). Al despertar a la mañana siguiente descubre horrorizado el cuerpo de su mujer despedazado a su lado y a él cubierto de sangre. Al dar la voz de alarma todos creen que la ha matado él y se ve obligado a huir para salvar la vida.

Crawford regresa a Londres bajo una falsa identidad y conoce a Keats (antes de ser un poeta famoso). Éste, al ver que le falta un dedo deduce que se ha unido a una de esas criaturas (es la señal de que estás siendo “vampirizado”, la amputación de un dedo) y lo lleva a una taberna llena de bebedores de sangre, gente desesperada por que una de esas criaturas los escoja para alimentarse de ellos. Allí le cuenta todo lo que sabe sobre esas criaturas, y que al poner el anillo en el dedo de la estatua, Crawford se convirtió en el esposo de una de ellas.

Para ayudarle Keats le sugiere que viaje a los Alpes, pues allí podrá romper el vínculo que lo une a su “esposa”. En Suiza Crawford conoce a Lord Byron, Claire Clarmont, Polidori y Percy y Mary Shelley. Byron y Percy Shelley conocen muy bien a estas criaturas, pues también se encuentran “vampirizados” y se dirigen a los Alpes para romper sus respectivos vínculos, así que Crawford los acompaña, ignorando que la hermana gemela de Julia lo persigue incansablemente para vengar la muerte de su hermana, del que le cree culpable.



Antes de escribir esta reseña consulté otros blogs para orientarme un poco, y en uno aconsejaban no inciarse con Tim Powers con esta novela porque podía ser algo densa. Bueno, no le falta razón. Los libros de Tim Powers no son de esos que se leen en dos días. Se toma si tiempo para contar las cosas y sí, su prosa puede ser algo densa, algo recargada, pero debo decir que me ha gustado la experiencia. Tim Powers domina el lenguaje como pocas veces he visto en un escritor, tiene una prosa muy rica y heterogénea y eso es lo primero que me ha llamado la atención. Qué talento con la palabra el suyo.

Además Powers es alguien que se documenta mucho, porque algunos de los sucesos del libro ocurrieron realmente y él los mete con calzador en su historia, dándoles un toque sobrenatural y quedando todo muy bien hilado.

Aunque la obra de Powers se engloba dentro de la fantasía, para mí esta es una novela de terror, es muy en la línea del “Frankenstein” de Mary Shelley y tiene algunas escenas bastante grotescas y repulsivas (como cuando el protagonista se arranca un dedo de un mordisco y se lo escupe a un niño a la cara, buff). Resumiendo, la novela me ha gustado, me ha llevado algo más de tiempo leerla pero ha valido la pena y sin duda seguiré leyendo la obra de este autor.

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