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miércoles, 22 de diciembre de 2021

El arcoiris de gravedad, de Thomas Pynchon


Thomas Pynchon es uno de los más destacados de la literatura americana del siglo XX y "El arcoiris de gravedad" está considerada como su obra maestra, la cual fue candidata al premio Pulitzer en 1974 (acabaron rechazándola por considerarla demasiado obscena). Hace muchos años que tenían esta obra en la biblioteca y varias veces pensé en leerla, pero todas las reseñas que encontraba decían que era un tostón muy confuso y esto me echaba para atrás. Para el último libro del Reto Literario al que me apunté este año, tenía que leer un libro eternamente pendiente, así que decidí coger el toro por los cuernos y lanzarme de cabeza. 

Explicar de qué va la novela es algo realmente complicado, ya que hay muchos personajes e historias que se entrecruzan con la principal. La novela se sitúa a finales de la 2ª Guerra Mundial, entre 1944 y los primeros meses del armisticio. El protagonista es un joven soldado estadounidense llamado Tyrone Slothrop, que padece un extraño síntoma: cada vez que cae una bomba V-2, tiene una erección. 

De niño fue sometido a unos experimentos pavlovianos por el doctor Laszlo Jamf, un científico loco alemán que ahora trabaja para los nazis. Jamf, inventó el Imipolex G, un plástico que se utiliza como aislamiento en las bombas V-2, y condicionó los genitales de Tyrone para que respondieran a la presencia de este plástico, así que básicamente Tyrone es un detector de bombas. Claro que Tyrone no recuerda nada de los experimentos ni de su infancia. Sus superiores sí están al tanto y quieren someterlo a pruebas y estudiarlo, y de hecho, algunos soldados de su unidad lo espían todo el tiempo y toman nota de todo lo que hace, cuándo tiene erecciones y cuándo no, etc. 

Tyrone no tarda en ponerse paranoico y sospecha que lo están vigilando; logra darles esquinazo y acaba recorriendo toda Europa, escapando de los que lo persiguen y buscando el expediente secreto del doctor Jamf, para descubrir lo que le hizo de niño. Y su camino se cruza con el de un montón de personajes secundarios y le pasan un montón de cosas, cada cual más estrafalaria que la anterior.  


Mi temor era que el libro fuera un tostón y que la prosa fuera muy densa, pero no es así. La forma de escribir de Pynchon es amena y se deja leer. El problema es que la historia es muy dispersa. Tanto se pone en plan lírico a hablar de metafísica, como de cosas de espías, de esos experimentos pavlovianos, de orgías salvajes y escenas sadomasoquistas realmente extremas, o hasta sesiones de espiritismo. O sea, es una amalgama de cosas que no tienen sentido, y muchas no aportan nada a la historia, están ahí porque sí, para impactar al lector. 

Recuerdo la reseña de un tío que decía que llevaba 200 páginas leídas y aún no sabía qué estaba leyendo. Pues yo subo la apuesta; llevaba 1000 poáginas y todavía no sabía de qué iba el libro. Tiene 1150 páginas y le sobra tranquilamente la mitad, y eso tirando por lo bajo. En serio, esta novela es una paranoia que no hay quien se entere de nada. Vamos, que al final nisiquiera sabes lo que pasa con el protagonista, no lo mencionan para nada. 

No me entra en la cabeza que un libro así lo nominaran al Pulitzer. Si este es un ejemplo de la literatura seria americnana, me quedo con las novelas cutres y facilonas.


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