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miércoles, 6 de julio de 2011

Hellraiser 3: Hell on Earth

Puede que sea porque me parezco a Jim Carrey en Yo, yo mismo e Irene y siempre trato de ver el lado bueno de las cosas, o porque soy tan friki que me gusta todo lo relacionado con los cenobitas, pero la verdad es que me lo pasé bastante bien con esta tercera entrega de Pinhead. 
Ojo, eso no significa que sea buena, que no lo es. La película no aporta nada, a diferencia de las dos anteriores, y si tiene algo bueno es únicamente el baño de sangre en la discoteca (como el baile de Carrie, pero a lo bestia) y los nuevos cenobitas, que molan bastante. 

La historia es más de lo mismo. Recordaréis que al final de la anterior Pinhead acababa encerrado en una estatua. Pues bien, aquí el propietario de una discoteca le llama la atención y la compra, y pasa lo de siempre. Se corta (aquí es una rata que lo muerde), salpica con su sangre la estatua y así Pinhead despierta.

Como está débil necesita sangre y a cambio de víctimas le ofrece a J.D., que así se llama el propietario (el típico ligón que tras acostarse con una tía pasa de ella, ya sabemos cómo va a acabar), placeres inimaginables. Esta parte pasa bastante rápido, ya que en las otras películas hacían falta unas cuantas víctimas y aquí a Pinhead le llega con dos para liberarse de la estatua (y una de ellas es el propio J.D.). Y al salir, pues se carga a todas las personas de la discoteca de forma bastante original y se hace a sus propios cenobitas. Como dije, esta es la mejor parte de la película.   

Por otro lado está la verdadera protagonista de la película, una reportera llamada Joey Summerskill, que estando en el hospital ve entrar a un chico con cadenas que sobresalen de su cuerpo (¿os suena de algo?). La chica que acompaña al chaval está un poco histérica (como para no estarlo) y le dice que ocurrió cerca de la discoteca de J.D. Luego Joey acoge a la chica en su piso y ésta le dice que el chico cogió algo de la estatua y que luego le pasó lo de las cadenas, y ese "algo" es, cómo no, la Caja de Lemarchand. Joey se pone a investigar y descubre lo de Kirsty, los cenobitas y todo el rollo. 

A través de sus sueños, Joey llega al Limbo, donde está el espíritu del hombre que se convirtió en Pinhead. Éste le cuenta cómo llegó a convertirse en él, lo que pasó en la segunda película y lo que tiene que hacer para derrotarlo: traerlo al Limbo y allí él se enfrentará a su lado oscuro. Para mí, aquí es donde hace aguas la película, porque no se explica muy bien cómo consigue llevarlo hasta el Limbo. Es algo así como un viaje mental y no tiene mucho sentido, la verdad. 

El enfrentamiento entre ambos mola bastante y me recordó mucho al de Superman 3, salvo que aquí no sobrevive uno, sino que vuelven a juntarse. Joey convierte la Caja en un puñal (como pasaba en la segunda película), se lo clava a Pinhead en el pecho y éste desaparece, presumiblemente de vuelta al Mundo cenobita.

Y al igual que ocurría al final de la segunda, el final de ésta te deja un tanto confuso y desconcertado. Joey entierra la Caja en un solar en construcción, y tiempo después aparece ya acabado un edificio con los símbolos de la Caja por todas partes. ¿Quién construyó el edificio y puso allí los símbolos? Pues para eso hay que esperar a la cuarta entrega, amigos.       

2 comentarios:

  1. Pinta bien!!! :D

    Ya tengo ganas de ponerme a ver la saga!!

    Buena entrada! ;D

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  2. Acabo de ver la cuarta, que es bastante buena, pero de aquí en adelante la cosa empeora.

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