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jueves, 8 de marzo de 2012

V de Vendetta (¡ojo spoilers!)

Recuerden, recuerden, el 5 de Noviembre
Conspiración, pólvora y traición
No veo la demora y siempre es la hora
De evocarla sin dilación

He visto esta película por lo menos un millón de veces, y siempre que la veo despierta en mí los mismos sentimientos de rabia, indignación e impotencia. No es por la película en sí, sino por el tema, el mensaje que transmite, “el pueblo oprimido que se rebela contra su opresor”, y esto me ocurre con todos los libros y películas que lo tratan, incluso con la película de “Bichos” de Pixar, sí, sí, sé que es una película para niños, pero ese es el mensaje. Las hormigas oprimidas por las langostas y obligadas a entregarles toda su comida. Me encanta al final, cuando aparecen las langostas y su líder, Hopper, le da una paliza a Flick, la hormiga protagonista, y aún así éste se levanta y le suelta el discurso ese de que no son débiles, que trabajan duro todo el años para reunir su comida y la de ellas, que ellas son las fuertes y que él, Hopper, lo sabe, y entonces las hormigas se dan cuenta de que lo que dice es verdad y se rebelan. Un gran momentazo, pero aquí no se trata de hablar de “Bichos”, sino de “V de Vendetta”. 
 
La primera vez que la vi no sabía nada de ninguna novela gráfica ni quíen era Alan Moore, pero luego pude leerla (fue de las primeras que leí) y entendí por qué a tantos fans les disgustó la adaptación y por qué hasta Alan Moore pidió que su nombre no saliera en los títulos de crédito (de hecho figura como “basada en los dibujos de David Lloyd”). La película es una versión muy libre y no se parece en casi nada, pero aún así sigue gustándome, y prefiero pensar en ella y en la novela gráfica como en dos entes separados e independientes.
Ahora que cierto organismo goburnamental de cierto país que se creen y siempre se han creído los putos amos le ha dado por pisotear las libertades y derechos de las personas como si se tratara de un pañuelo de papel lleno de mocos, me han entrado unas ganas inmensas de volver a verla, y he vuelto a indignarme, cabrearme y a ponérseme la piel de gallina con las mismas escenas y diálogos. 
 
Inglaterra está gobernada por una dictadura al estilo de “1984” de Orwell. Hay toque de queda, la policía es como la GESTAPO y hace lo que le da la gana, hay cámaras y micrófonos por todas partes, los inmigrantes y los homosexuales son encerrados en campos de concentración y cualquiera que diga una sola palabra en contra del Líder desaparece en la noche.
Una chica llamada Ivy Hammond se salta el toque de queda y se encuentra con unos Dedos (policías), que van a violarla y a hacerle Dios sabe qué. Entonces aparece V, un misterioso personaje que oculta su rostro bajo una máscara de Guy Fawkes (a principios del siglo XVII había una dura persecución contra los católicos, así que en 1605 Guy Fawkes intentó hacer volar el Parlamento por los aires, con toda la familia Real dentro, pero hubo un chivatazo y lo capturaron antes de que pudiera hacerlo. Lo torturaron para sacarle los nombres de los otros conspiradores, pero él solo les dio los nombres de los que habían muerto, y finalmente el 5 de Noviembre fue ahorcado. Desde entonces todos los años, el 5 de Noviembre, se conmemora su sacrificio y lo que él intentó hacer por el pueblo). V mata a los Dedos y salva a Ivy, y luego la lleva ante el Old Bailey, que instantes después hace explotar. Ela huye, pero al día siguiente la policía se presenta en su trabajo, una cadena televisión, ya que las cámaras la grabaron con V y creen que es su cómplice. Ese mismo día V asalta la cadena de televisión para emitir un mensaje arengando al pueblo a rebelarse contra el Líder y a reunirse frente al Parlamento el 5 de Noviembre, dentro de un año. 
 
Este es uno de los momentos más impresionantes de toda la película; cada vez que escucho este discurso se me ponen los pelos como escarpias. Aquí lo dejo transcrito: 
 
¡Buenas tardes, Londres! Permitid que, primero, me disculpe por la interrupción. Yo, como muchos de vosotros, aprecio la comodidad de la rutina diaria, la seguridad de lo familiar, la tranquilidad de la monotonía. A mí me gusta tanto como a vosotros. Pero con el espíritu de conmemorar los importantes acontecimientos del pasado (normalmente asociados con la muerte de alguien, o el fin de alguna terrible y sangrienta batalla y que se celebran con alguna fiesta nacional)he pensado que podríamos celebrar este 5 de noviembre (un día que, lamentablemente, ya nadie recuerda) tomándonos 5 minutos de nuestra ajetreada vida para sentarnos y charlar un poco.
Hay, claro está, personas que no quieren que hablemos. Sospecho que en este momento estarán dando órdenes por teléfono y que hombres armados ya vienen en camino. ¿Por qué? Porque mientras pueda utilizarse la fuerza, ¿para qué el diálogo? Sin embargo, las palabras siempre conservarán su poder. Las palabras hacen posible que algo tome significado, y si se escuchan enuncian la verdad. Y la verdad es que en este país algo va muy mal, ¿no? Crueldad e injusticia, intolerancia y opresión... Antes teníais libertad para objetar, para pensar y decir lo que pensabais. Ahora tienes censores y sistemas de vigilancia que os coartan para que os conforméis y os convirtáis en sumisos.
¿Cómo ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable? Bueno, ciertamente unos son más responsables que otros y tendrán que rendir cuentas. Pero, la verdad sea dicha, si estáis buscando un culpable, sólo tienen que miraros al espejo. Sé por qué lo hicisteis, sé que teníais miedo ¿Y quién no? Guerras, terror, enfermedades... Había una plaga de problemas que conspiraron para corromper vuestros sentidos y sorberos el sentido común. El temor pudo con vosotros y presas del pánico acudisteis al actual líder Adam Sadler. Os prometió orden, os prometió paz, y todo cuanto os pidió a cambio fue vuestra silenciosa y obediente sumisión.
Anoche intenté poner fin a ese silencio. Anoche destruí el Old Bailey para recordar a este país lo que ha olvidado. Hace más de 400 años un gran ciudadano deseó que el 5 de noviembre quedara grabado en nuestra memoria. Su esperanza era hacer recordar al mundo que justicia, igualdad y libertad son algo más que palabras, son metas alcanzables. Así que si no abrís los ojos, si seguís ajenos a los crímenes de este Gobierno, entonces os sugiero que permitáis que el 5 de noviembre pase sin pena ni gloria. Pero si veis lo que yo veo, si sentís lo que yo siento y si perseguís lo que yo persigo, entonces os pido que os unáis a mí, dentro de un año ante las puertas del Parlamento y juntos les haremos vivir un 5 de noviembre que jamás, jamás nadie olvidará.

Esa mirada lo dice todo
Ivy salva a V de un policía, el cual la deja inconsciente, y V, para agradecérselo se la lleva consigo a su casa. Al hacerlo, a ella no le queda más remedio que permanecer “secuestrada” con él todo un año, y aunque al principio se enfada luego lo entiende y le da las gracias. Paralelamente, V lleva a cabo su venganza personal, matando a algunos miembros importantes del Partido, responsables de haberlo torturado y experimentado con él años atrás. Ivy se ofrece a ayudarlo, pero su verdadera razón es impedir que mate a la siguiente víctima. Ivy la pone sobre aviso, aunque inútilmente, y luego se escapa y se refugia en casa de su jefe de la cadena. La policía se presenta una noche para llevárselo a él, ya que en su último programa ridiculizó al Líder. Ivy trata de escapar, pero uno de los policías la coge. La meten en una celda y la torturan física y psicológicamente para que revele el paradero de V, pero ella no lo hace porque, bueno, no lo sabe. En la celda encuentra unas notas escritas por su anterior ocupante, una mujer, en las que cuenta su triste historia, y a Ivy la afecta tanto que su mentalidad cambia por completo y deja de tener miedo. El guardia la suelta y resulta que todo fue una prueba de V todo el tiempo, y así Ivy acaba convertida a su causa. Ivy se marcha, pero promete volver antes del 5 de Noviembre, y el plan de V sigue su curso. 
 
Esta es la entrad más larga que he escrito sobre una película, y pido perdón por haber contado con pelos y señales todo lo que ocurre, así que no diré nada de lo que pasa en el último tramo de la película, para no ser tan cabrón. Para acabar, unas frases que me han gustado mucho: 
 
El pueblo no debería temer a sus gobernantes, los gobernantes deberían temer al pueblo. 
 
Bajo esta máscara hay algo más que carne y huesos, bajo esta máscara hay unos ideales, y los ideales son a prueba de balas.



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