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lunes, 14 de octubre de 2013

Touch, de Elmore Leonard


Hala, otro de los grandes que se nos va.
Elmore Leonard murió a la edad de 87 años el pasado 20 de agosto ( y por increíble que parezca aún escribía) . Empezó escribiendo novelas del Oeste pero luego se pasó a la novela negra y acabó convirtiéndose en uno de los más destacados escritores de este género. De su obra se hicieron muchas películas, como por ejemplo Jackie Brown (ahora está por estrenarse su precuela, con Jennifer Aniston), Un romance muy peligroso, Touch, El tren de las 3:10 a Yuma, Cómo conquistar Hollywood y su secuela, Be Cool, y muchas más.
Yo me leí tres libros suyos y lo cierto es que me encantaron. Sus diálogos eran muy ácidos y maneja la prosa como nadie. Desde no hace mucho he cogido la costumbre de leer algún libro de un escritor cuando éste fallece, como forma de rendirle homenaje, así que aquí estoy de nuevo con Touch, que es el que tengo en casa (en mi biblioteca tienen dos libros suyos, en un solo tomo, que también me leí, pero no lo encontré; se debió traspapelar).

Sobre Touch, en primer lugar vi la película, y años después descubrí el libro y me lo leí, pero debo decir que me decepcionó un poco, porque era un libro muy alejado de la temática habitual del autor. En realidad era el primer libro que me leía de Leonard, pero estaba informado de qué tipo de historias solía escribir, y esta desentonaba bastante.
No sé si será por el hecho de haber muerto o porque con una 2ª lectura lo he visto de otro modo, pero en esta ocasión me ha encantado. Esto confirma mi teoría de que cada libro tiene su momento y que si lo lees antes de ese momento, el resultado no será tan satisfactorio. Creedme, esto ya me ha pasado varias veces, la 1ª vez es un tostón o me gustó pero no tanto como esperaba, pero la 2ª vez, puff, todo lo contrario.

El protagonista es Juvenal, un joven que puede sanar con sus manos. No es ningún farsante, sino que es un auténtico sanador y cuando utiliza su don le salen los estigmas de Cristo. De pronto se hace muy famoso y todo el mundo quiere verle y hablar con él, pero Juvenal no quiere saber nada de todo esto, solo quiere seguir con su vida, trabajando en el centro de rehabilitación de Alcohólicos Anónimos.
Una de estas personas que quieren llegar a él es Bill Hill, un antiguo predicador que vio cómo Juvenal le devolvía la vista a una mujer ciega, y quiere utilizarlo para forrarse. Como Juvenal no se muestra accesible, Bill hace que una vieja amiga, Lynn, entre en el centro con una borrachera de muerte para fingirse alcohólica, y averigüe si lo de Juvenal es un truco o es auténtico, y en ese caso cómo lo hace, pero le sale el tiro por la culata cuando Lynn se enamora de Juvenal y manda a Bill a paseo. Juvenal sabe que Lynn no es alcohólica desde el principio, pero aún así decide confiarse a ella y contárselo todo.
Y por otro lado está August Murray, otro predicador fanático y charlatán, fundador de su propia Iglesia, el Ejército Gris del Espíritu Santo, que siempre está armándola gorda, y por ello se pasa mucho tiempo en los juzgados. August descubre a Juvenal y pretende utilizarlo para ganar adeptos para su Iglesia.

Como digo, esta 2ª vez me ha encantado. La prosa de Leonard es muy ágil y adictiva y el libro te lo lees sin darte cuenta. De hecho, en esta 2ª lectura me leí sus 360 páginas en dos días, y no noté ningún cansancio. El libro también tiene mucho humor (el personaje de August Murray es muy divertido) y los diálogos son muy ácidos y frescos. En resumen, me lo pasé de maravilla leyéndolo y no descarto leerme más libros suyos.

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