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lunes, 22 de diciembre de 2014

Sangre de monstruo e ¡Invisibles!, de R. L. Stine


En “Sangre de monstruo”, los padres de Evan lo dejan en casa de su tía-abuela Kathryn durante unos días mientras buscan casa nueva, pero a él no le hace gracia porque su tía-abuela está un poco loca y encima está sorda y no puede entenderse con ella.
Evan conoce a una niña del barrio llamada Andy, de la que se hace amigo, y la acompaña a una vieja juguetería donde tiene que comprarle un regalo a su primo. Allí Evan encuentra una especie de sustancia viscosa similar al Blandiblup llamada Sangre de Monstruo, que Evan se lleva a casa y se la reparte con Andy. Evan no tarda en descubrir que la Sangre de Monstruo está viva; ésta crece sin parar y se come todo bicho viviente que se le acerca, y ni Evan ni Andy saben cómo detenerla.

En “¡Invisibles!”, Max y su hermano Noah, al que todos llaman Zurdi, encuentran un espejo en la buhardilla de su casa. En su parte superior tiene una lámpara y al encenderla, su luz hace invisible al que está frente al espejo. Pero cuanto más tiempo eres invisible, más tardas en volver a reaparecer, y cuando Max pasa demasiado tiempo siendo invisible empieza a sentirse raro y a verse atraído por el espejo.

Estas dos historias son un poco más largas que las otras dos que leí hace unos meses, unas 10-20 páginas cada una, pero en el fondo tanto da, porque la prosa es muy sencilla y el libro se lee en un plis. Casualmente hace unos días vi la 2ª temporada de la serie y en ella se adaptan estas dos historias, así que las tenía bastante frescas cuando me puse a leer el libro. Entre los libros y su adaptación hay algunas diferencias (el descubrimiento de la Sangre de Monstruo es diferente y en la serie la tía-abuela no está sorda, solo un poco loca, y se cambia el extraño peinado de Zack en el libro por un pendiente en la serie), pero el meollo de ambas historias se adapta con bastante fidelidad. Estas dos historias son de mis favoritas de la serie y el libro me duró un par de días. Es una lectura muy amena y entretenida, pero qué menos siendo para niños, ¿no?
Aún tengo un par de libros de “Pesadillas” de este estilo en casa, pero no sé si me dará tiempo a leerlos y reseñarlos en estas dos semanas que quedan para despedir el año. Ya veré.

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