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martes, 5 de mayo de 2015

El palacio de la luna, de Paul Auster


Marco Stanley Fogg perdió a su madre en un accidente de tráfico siendo niño y su tío Víctor se hizo cargo de él, pagándole incluso los estudios universitarios, pese a que no nadaba en la abundancia. Su tío Víctor se convirtió un un verdadero padre para él y con su enorme biblioteca, de miles de libros, le hizo apreciar el gusto por la lectura. Al morir repentinamente, Marco abandona la Universidad y al terminársele el dinero acaba viviendo en la calle como un mendigo más, hasta que es rescatado por la bella Kitty Wu y su amigo David Zimmer. Tras enderezar su vida, Marco consigue trabajo con un anciano en silla de ruedas y ciego llamado Thomas Effing, bastante huraño, que consiste en hacerle compañía y escribir su biografía para entregársela, tras su muerte, al hijo que nunca conoció.

Paul Auster empezó escribiendo libros de no ficción, autobiográficos (tiene 4 o 5, menuda vida) y ésta es una de sus primeras obras de ficción. Hay que reconocer que aquí ya apuntaba maneras. La primera parte es algo lenta, de ritmo pausado, pero se lee bien, pero la historia mejora mucho a partir de la salida de Marco del pozo de miseria en el que se encontraba y se vuelve más ágil y atractiva. Me encanta sobretodo la historia de Effing, porque parece sacada del Lejano Oeste y lo que sigue es igual de bueno y recuerda más a los temas sobre los que suele escribir Auster. No es el mejor libro que he leído de él pero sí uno de los más interesantes.  

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