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domingo, 25 de septiembre de 2016

La casa de campo mágica, de James Herbert

Hartos de la vida en la ciudad una pareja (Mike músico, Midge ilustradora) decide trasladarse a la campiña inglesa y se compra una casa en el pueblo de Cantrip, en una zona bastante apartada rodeada de árboles. La casa pertenecía a una anciana llamada Flora Chandean, que tenía cierta fama de curandera y al poco de trasladarse empiezan a percibir que pasan cosas raras. La casa, “Gramarye”, parece estar dotada de algún tipo de magia porque la creatividad de ambos se dispara, las heridas se curan de un día para otro y los animales del bosque acuden a “Gramarye” a que les den de comer. Pero no todo es maravilloso en la casa. Mike escucha extraños ruidos por la noche y descubre que docenas de murciélagos han anidado en el ático (aunque la primera vez que los vio juraría que eran cientos) y una extraña secta quiere echarlos de “Gramarye” para apropiarse de ella y hacerse con su poder.

Los dos libros anteriores que leí de James Herbert los encontré un poco lentos (al menos algunas partes), pero eso no ha pasado con este libro. Lo he encontrado más fácil de leer, de ritmo bien llevado y prosa cercana y directa. La historia me ha gustado y me ha parecido muy interesante, me ha recordado un poco a Amytiville, salvo que la casa no está poblada de fantasmas y el protagonista no se vuelve loco. Lo único que desentona es la horrible portada, que por cierto no tiene nada que ver con el libro sino que corresponde a una película de serie B de 1988 titulada “El piso número trece”.


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