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lunes, 5 de septiembre de 2016

La herencia, de John Grisham

“La herencia” es la continuación de la primera novela de John Grisham, “Tiempo de matar”, y tiene lugar tres años más tarde. Jake Brigance alcanzó la fama con el juicio de Carl Lee Hailey y creyó que su carrera como abogado defensor no haría más que subir como la espuma, pero su éxito fue solo momentáneo y tres años después su bufete sigue teniendo los mismos problemas económicos que por aquel entonces.
Algunos miembros del Ku Klux Klan que le quemaron la casa fueron identificados y acabaron en prisión mientras que otros siguen en libertad, razón por la que tres años después del juicio de Carl Lee Hailey aún tiene que contar con escolta policial.

Seth Hubbard es un conocido empresario del pueblo de Stanton cuyo cadáver es encontrado el primer domingo de octubre colgado de la rama de un sicomoro. Seth tenía cáncer de pulmón y decidió suicidarse antes que alargar su sufrimiento. El lunes todo Stanton se levanta conmocionado por la sorprendente noticia, pero para Jake las sorpresas no han terminado, pues al llegar a su bufete se encuentra un abultado sobre remitido por el fallecido con fecha del sábado, un día antes de suicidarse. En su interior encuentra un testamento escrito a mano y una carta de Seth dirigida a él en la que le pide que se haga cargo de su última voluntad y testamento. Seth y Jake no se conocían de nada pero Seth siguió el desarrollo del juicio de Carl Lee Hailey y quedó convencido de que Jake era el abogado idóneo para encargarse de su testamento. Seth ha dejado fuera del testamento a sus ex-mujeres, hijos y nietos y le ha dejado toda su fortuna (que es considerable) a su criada negra, Lettie Lang. Seth le advierte que su familia no dejará las cosas como están y que lucharán con uñas y dientes por lo que creen que les corresponde y que debe estar preparado para lo que se le viene encima.

No sé cómo he tardado tanto en decidirme a leer este libro. Hace por lo menos dos años que lo tengo y a mí Grisham me encanta, de hecho me he leído todos sus libros hasta la fecha, pero cuando lo compré creo que trataba de leerme la mayor cantidad de libros posibles y supongo que lo aplacé porque era un tocho de casi 600 páginas y el tiempo que me hubiera llevado leerlo podía leerme dos de 300 o tres de 200 (los dos últimos años he pasado la barrera de los 100). Pero este año me he propuesto leerme la mayoría de libros que tengo pendientes en casa desde hace años, y al de Grisham ya le tocaba.

Sin contar su serie juvenil de Theodore Boone esta es la primera vez que Grisham escribe la secuela de uno de sus libros y a mí me ha encantado saber cómo le han ido las cosas a Jake Brigance. El libro salió un poco después que “Doctor Sueño”, de Stephen King, y por eso me imaginé que también transcurriría 30 años después del primer libro, pero me alegró comprobar que solo habían pasado unos pocos años desde “Tiempo de matar”. El libro me ha encantado, por supuesto, Grisham es uno de mis autores favoritos y me gustan tanto sus thrillers legales como los que no lo son, no es tanto de qué trate la historia sino de la forma de contarla. El libro es bastante extenso, unas 570 páginas (en orden decreciente están “El jurado”, de 640, “Tiempo de matar”, con las mismas páginas que este y “Cámara de gas” de 550, pero en general sus libros andan entre las 400 y las 500 páginas) pero Grisham tiene una prosa muy ágil y absorbente y desde el principio ya estás enganchadísimo. En el tramo final descubres toda la verdad sobre el suicidio de Seth Hubbard (por qué escogió ese sicomoro para ahorcarse, por qué le dejó su fortuna a Lettie Lang y cuál fue ese terrible suceso del que fue testigo junto con su hermano siendo niños), que es una historia muy impactante y te remueve algo por dentro.

Como final, decirte que este libro tiene más referencias cruzadas que ningún otro libro de Grisham. No sé si te has dado cuenta pero varios libros de Grisham transcurren en el pueblo de Clanton, donde se ambientaba “Tiempo de matar” (yo lo descubrí mucho tiempo después de haberlos leído) y aquí hay referencias a todos ellos. Obviamente el primero es “Tiempo de matar”. Luego se habla en cierto momento de un abogado que se fugó con la pasta de sus clientes; esta historia nos la cuenta Grisham en uno de los relatos de “Siete vidas”. Uno de los personajes secundarios resulta ser el protagonista de “El último jurado”, que estaba ambientada en Clanton en los años 70. Entre ambos libros pasan unos 20 años y aquí se nos cuenta cómo le fueron las cosas a Willie Traynor desde entonces (spoiler: nada mal), y por último el juez Atlee, el juez del caso de la herencia de Seth Hubbard. Es el mismo de la novela “La citación”. El nombre me sonaba muchísimo pero no sabía de qué, hasta que en un momento dado el juez Atlee le habla a Jake de sus hijos, uno profesor de Derecho y el otro que está ingresado en un centro de desintoxicación. Entonces me di cuenta (los hijos son de hecho los protagonistas de esa novela).

A la vista está que Stephen King ya no tiene el monopolio de las referencias cruzadas entre libros. Procuraré estar más atento a partir de ahora. 

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