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lunes, 28 de diciembre de 2020

Otra vuelta de tuerca, de Henry James


 “Otra vuelta de tuerca” es un clásico de las historias de fantasmas y lo leí por primera vez de adolescente. Reconozco que por aquel entonces no me quedó muy claro el final. La serie de Bly Manor me gustó mucho, aunque es verdad que era una adaptación bastante libre, así que decidí volver a leerlo, y aquí está.

La protagonista es una joven que se traslada a Bly Manor para ejercer de institutriz de dos niños pequeños, dos hermanos llamados Miles y Flora. En la casa únicamente está el servicio doméstico y la joven enseguida se hace amiga de la sra Grose, el ama de llaves, con la que comparte sus temores acerca de la situación de los niños y de su seguridad.

Su patrón, el tío de los niños, quiere que se ocupe de todos los asuntos relacionados con ellos y que no lo moleste, y este trabajo le provoca una tensión constante que acaba pasándole factura. La institutriz ve a un desconocido, primero en lo alto de una de las torres de Bly Manor y luego al otro lado de la ventana, con una siniestra mirada que le pone los pelos de punta. Al describírselo a la sra Grose ésta lo identifica como Quint, el anterior encargado de Bly Manor. Le habla de lo desagradable y mezquino que era y de la mala influencia que ejercía sobre Miles. Solo hay un problema: Quint está muerto.

La joven también ve a una mujer cerca del lago, que la sra Grose identifica como la srta Jessel, la anterior institutriz, que al igual que Quint murió hace tiempo. La srta Jessel era una mujer agradable y estaba muy unida a Flora, pero empezó a cambiar cuando cayó bajo los encantos de Quint. La joven cree que el objetivo de los fantasmas son los niños, y está dispuesta a hacer todo lo que esté en su mano para alejarlos de ellos.



Esta segunda lectura de “Otra vuelta de tuerca” me ha gustado más que la primera y ha sido mucho más esclarecedora. Me encanta ese tono de cuento de terror gótico que tiene la historia, y el personaje principal, la institutriz, logra transmitir esa tensión tan presente en el ambiente lóbrego de Bly Manor. Aunque, la verdad sea dicha, es un personaje muy inestable, de carácter maleable y que se asusta hasta de su propia sombra, y cuesta mucho empatizar con él.

El libro incluye un apéndice, que es donde se produce esa famosa vuelta de tuerca a la que se refiere el título, en el que se nos ofrece otro punto de vista de lo que ocurre en Bly Manor (el ejemplar que leí de adolescente no tenía este apéndice). Las dos versiones tienen bastante sentido, pero yo prefiero pensar que la primera es la auténtica (además, hay algunos detalles que no encajarían si la correcta fuera la segunda). En resumen, una muy buena historia de fantasmas con más de una interpretación. Muy recomendable, no te la pierdas.



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