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martes, 27 de marzo de 2012

Último recurso, de Michael Connelly


A finales del año pasado me leí tres libros de la serie de Harry Bosch que hacía mucho tiempo que tenía parados en casa, y ya que estaba volví a leerme los que tenían en la biblioteca. Solo me faltaba éste por releer, y he tenido que esperar más de un mes, ya que alguien lo cogió antes que yo y no me quedó más remedio que aguantarme.

La primera vez que lo leí se convirtió en uno de mis favoritos de la serie, porque le daba un enfoque distinto al típico caso de asesinato, y en esta segunda vez mi opinión no ha cambiado. Vale, sí, sé quién es el asesino desde el principio, pero lo que importa es el viaje, no el destino, y he disfrutado de igual manera del avance de la investigación, paso a paso, llevada por Bosch y su compañera.

Harry Bosch regresa al Departamento de Policía tres años después de haberse jubilado, y lo asignan a la unidad de Casos Abiertos, junto a su antigua compañera Kizmin Rider. Su primer caso es el de Rebecca Verloren, una joven mestiza de 16 años, asesinada hace 17. En el arma utilizada para asesinarla se halló una muestra de sangre, y las pruebas de ADN les han dado un nombre, Roland Mackey, conocido militante de la extrema derecha, lo cual hace pensar a Bosch que el asesinato de Rebecca pudo deberse a causas racistas.

Como en la mayoría de los libros de Bosch, en éste también aparece el subdirector Irving, la némesis de Bosch en el Departamento, un tipo realmente odioso, y la imagen que ofrece de él aquí hace que te caiga aún peor. ¡Qué cabrón! Con tipos como él en el Departamento no me extraña que la gente no se fíe de la policía. A pesar de ello, me gusta mucha ese primer encuentro entre los dos. Irving compara a Bosch con un neumático recauchutado, el cual acaba abriéndose por las costuras debido a la fricción, y teniendo un reventón, haciendo que el coche acabe saliéndose de la carretera. Bosch es el neumático recauchutado y el Departamento es el coche. Con esto viene a decirle que la cagará, y cuando suceda él estará ahí para decir “se lo dije”. ¿A que es un cabrón?

El libro es genial de principio a fin, y en su desenlace, que más o menos era de esperar, se produce un imprevisto que te deja con la boca abierta. ¡No os lo perdáis!

1 comentario:

  1. Una buena, y clásica, novela negra. Me parece que podría pasarla bien con ella.

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