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viernes, 14 de marzo de 2014

Dune. La Cruzada de las Máquinas, de Brian Herbert y Kevin J. Anderson (¡Ojo Spoilers!)

Este segundo libro de la trilogía “Leyendas de Dune” arranca 24 años después del comienzo de la Yihad Butleriana y abarca un periodo de 13 años.
En este tiempo han conseguido recuperar algunos planetas de manos de las máquinas pensantes, pero también han sufrido dolorosas derrotas e innumerables bajas.
Para dirigir los asuntos de la Yihad se ha creado un Consejo, y Serena Butler se ha convertido en todo un símbolo de la Yihad y su principal impulsor. Tras sufrir varios intentos de asesinato por parte de unos espías humanos de las máquinas infiltrados entre los yihadistas, Serena permanece la mayor parte del tiempo recluída en la Ciudad de la Introspección y solo sale para acudir a las sesiones del Consejo o arengar a las masas cuando su ánimo ante la guerra decae, acompañada en todo momento por sus serafinas, fieras guerreras dispuestas a dar su vida por ella.

Iblis Ginjo era el capataz de los esclavos humanos de la Tierra y cuando vio a Serena atacar al robot Erasmo con sus propias manos tras lo que había hecho, incitó a la masa de esclavos a romper sus cadenas y alzarse contra las máquinas pensantes, dando comienzo así a la Yihad Butleriana, y cuando Vorian Atreides llevó de vuelta a Serena a su hogar, Iblis también se fue con ellos. Ahora ocupa el cargo de Gran Patriarca de la Yihad y en ausencia de Serena es él quien dirige el Consejo y arenga a las tropas. Tras los intentos fallidos de asesinato contra Serena, creó la Yipol, la policía de la Yihad, y su principal labor es descubrir a los espías de las máquinas entre los yihadistas. Casualmente, varios de sus rivales políticos resultan ser espías de las máquinas y son ejecutados posteriormente.

Pese a que al principio Xavier Harkonnen veía a Vorian Atreides como a un traidor de la humanidad aun después de haberles devuelto a Serena y haber conseguido una copia de la supermente Omnius, lo que les permitió obtener mucha información sobre las máquinas pensantes y las defensas de los Planetas Sincronizados y mejorar sus propias defensas y armamento, con el paso del tiempo se han convertido en los mejores amigos y son ellos los que dirigen a las tropas contra las máquinas.
Sin decirle nada a nadie, Vorian ha estado trabajando en secreto con la copia de Omnius, creando un virus tecnológico que ha escondido en su interior, y una vez terminado devuelve la copia a la nave que se encargaba de llevar las actualizaciones de Omnius de un planeta a otro, que pilotaba él mismo junto al robot Seurat y que lleva todo este tiempo desactivado. De este modo y sin saberlo, Seurat va infectando a las diferentes encarnaciones de Omnius, que empiezan a funcionar mal y acaban autodestruyéndose, aunque al final el robot Erasmo descubre cuál es el problema y consigue ponerle remedio.

Serena Butler dirigiéndose a las tropas
Los Titanes, que quieren acabar tanto con los humanos como con la hegemonía de Omnius, aprovechan la situación para rebelarse oficialmente contra la supermente y empiezan a reunir su propio ejército de máquinas y neocimeks. Por su parte, Iblis Ginjo encuentra por accidente a la Titán Hécate, que formó parte de los Titantes originales pero no compartía sus ideas de conquista y dominio, así que decidió desaparecer hace 1.000 años. Iblis consigue convencerla de que los ayude en la guerra contra las máquinas y gracias a ella logran convertir derrotas aseguradas en victorias inesperadas, aunque Iblis mantiene su colaboración en secreto, pues cree que no sería bien aceptada por la Yihad.

Guerra aparte, el libro sigue ahondando en los orígenes de muchas cosas que salen en la saga original, que empezamos a conocer en el libro anterior. En estos años la especia de Arrakis ha empezado a difundirse por el universo y Aurelius Venport, que posee el monopolio, está haciendo fortuna con ella. Gracias a su influencia consigue convencer a Tio Holtzman de que permita a Norma Cenva rescindir el contrato que tenía con él y así centrarse al 100% en llevar adelante su proyecto más ambicioso: construír las primeras naves que plieguen el espacio. Pero esta tecnología no es del todo fiable y un gran porcentaje de estas no llega a su destino, algunas incluso no vuelven a aparecer. Cuando el Consejo de la Yihad descubre la existencia de estas naves no duda en apropiarse de todas ellas para utilizarlas en la guerra contra las máquinas, aun a pesar del riesgo.
Y por si no fuera suficiente con ser la responsable de la mayoría de los inventos atribuidos a Tio Holtzman y con inventar el motor que pliega el espacio, Norma Cenva es también la primera en acceder a sus Otras Memorias, cuando es capturada y torturada por el Titán Jerjes, lo cual despierta sus poderes mentales latentes.

El naib Dartha, de Arrakis, se ocupa de recoger la melange para Aurelius Venport, pero hace una temporada que está teniendo problemas con el grupo de foragidos liderados por Selim Montagusanos, que ataca y destruye sistemáticamente todos sus cargamentos de especia. El naib Dartha fue el que expulsó a Selim al desierto, acusado injustamente de haber robado agua, pero en vez de morir aprendió a sobrevivir en el duro desierto y se convirtió en la primera persona en montar un gusano de arena. Atrapado en una explosión de especia Selim tuvo la visión de que la continua extracción de melange acabaría destryendo el planeta, por eso desde entonces se dedica en cuerpo y alma a destruír cada cargamento. Con el paso de los años la leyenda de Selim Montagusanos ha ido creciendo hasta convertirlo en un ser irreal, alguien considerado por muchos como un fantasma, que nadie ha visto de cerca, y pese a que era despreciado y temido por personajes como el naib Dartha, también era admirado por muchos otros. Y así es que, pese a que comenzó su cruzada solo, con el paso de los años muchos zensunnis han ido uniéndose a su causa, hastiados del corrompido estilo de vida de las tribus del desierto, y Selim ha ido enseñandoles a sobrevivir en el desierto, a montar a Shai Hulud y a preservar cada gota de agua que produce sus cuerpos.

Xavier Harkonnen
En Poritrin, hogar de Tio Holtzman, la esclavitud es legal y éste suele utilizar esclavos para desarrollar sus prototipos de nuevas armas ofensivas y defensivas destinadas a la Yihad. Los esclavos, todos procedentes de Planetas No Aliados, están hartos de su situación y de reclamar sus derechos inútilmente, y planean una gran revuelta en el aniversario de una fallida revuelta que acabó en masacre, hace casi 30 años. Un grupo de unos 100 esclavos, liderados por el joven Ishmael, está en contra de cualquier tipo de violencia debido a su religión (zensunni). Ishmael sabe que la revuelta solo conseguirá que los maten a todos, igual que en la revuelta anterior, así que él y su grupo deciden huír del planeta en la nave prototipo de Norma, y acaban en la lejana Arrakis. Allí conocerán a los seguidores de Selim Montagusanos, que les enseñarán a valerse por sí mismos y a sobrevivir en aquel arduo paraje, y juntos llegarán a ser conocidos como los Free Men de Arrakis (Fremen, ¿lo pillas?).

Además también conocemos el origen de los Mentats, que curiosamente resulta ser un experimento del robot Erasmo a raíz de una apuesta con Omnius, y el origen de los legendarios espadachines de Ginaz. En “Dune. Casa Harkonnen” conocíamos la leyenda sobre Jool Noret, el fundador de la escuela de maestros espadachines de Ginaz, y aquí descubrimos su verdadera historia, que como es lógico, tras 10.000 años se ha ido adornando y exagerando.

El libro es tan bueno como su predecesor o incluso más, porque se avanza bastante tanto en la guerra contra las máquinas como en las tramas de los orígenes. Personalmente me encanta el tema de las precuelas y ver cómo se llegó a tal o cual punto, cómo se formó tal organización o cómo determinado personaje llegó a ser un aclamado héroe, o todo lo contrario. Selim Montagusanos, por ejemplo, no se menciona en la saga original, pero es un personaje fundamental, porque si lo piensas, alguien tuvo que ser el primero en atreverse a montar un gusano de arena, ¿no? Selim me encanta porque me recuerda mucho a Paul Atreides, con su toque mesiánico, sus visiones de futuro causadas por la especia y la larga legión de seguidores que arrastra. Es una lástima que salga tan poco.
Xavier y Vorian son los pilares de la trilogía, no podía ser de otra manera, y me encanta lo mucho que ha evolucionado su relación desde las últimas páginas del anterior libro. Es genial ver que un Harkonnen y un Atreides sean los mejores amigos, incluso se tratan como hermanos, y verlos luchar codo con codo, porque es algo que no volverá a ocurrir jamás. Lo cual te embraga de cierta tristeza.

Vorian Atreides
Norma Cenva también es un personae trascendental, pero no pude evitar pensar que es mucha coincidencia que un solo personaje sea responsable de tantas cosas: los inventos de Tio Holtzman, las naves que pliegan el espacio, las Otras Memorias y aún queda una cosa más que sale en el tercer libro. Brian y Kevin igual se pasaron un poco.
Tras leer “Dune. La Yihad Butleriana” pensé que era imposible encontrar un personaje más odioso que Erasmo. Pues me equivocaba. En este libro, Iblis Ginjo se lleva el ganso de la Feria. Hablando en plata, es un retorcido hijo de puta.
Es un hombre frío y manipulador para el que el fin justifica los medios, dispuesto a hacer lo que sea necesario para que sus planes se cumplan. Por ejemplo, los intentos de asesinato de Serena fueron cosa suya, para tenerla controlada y que se quedara tranquilita en la Ciudad de la Introspección, mientras él se encargaba de dirigir la Yihad. Y también hizo que la Yipol masacrara pueblos libros protegidos por la Liga de Nobles, haciéndolo pasar por obra de las máquinas para así encender los ánimos de la gente y que se presenten más voluntarios para la causa. Y más cosas.
Xavier Harkonnen, al descubrir todo lo que ha hecho Iblis en nombre de la Yihad, no cabe en sí de horror y decide ocuparse de él de la forma más drástica. Lo que hace para poner remedio al asunto es en mi opinión digno de alabar y lo convierte en uno de los más grandes héroes de toda la saga, pero el hecho traerá la desgracia sobre el apellido Harkonnen y éste será sinónimo de traición. Solo su amigo Vorian Atreides conocerá la verdad, la cual decidirá mantener en secreto pues si se supiera lo que Iblis hizo, la Yihad acabaría por desmembrarse.
Bien, ahora espero no tardar demasiado tiempo en ponerme a leer el último libro de la trilogía.

-Podemos vivir en este planeta como elijamos, y crear nuestra propia vida y nuestro futuro. ¡Jamás volveremos a ser esclavos!-suspiró con orgullo y añadió-:A partir de este día se nos conocerá como Free Men de Arrakis.

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