En Seúl una mujer asiste a clase de griego antiguo. Su profesor le pide que lea en voz alta pero ella permanece en silencio, es incapaz de hablar, como consecuencia de haber perdido recientemente a su madre y la custodia de su hijo de ocho años. Su espepranza está en recuperar el habla estudiando una lengua muerta.
El profesor de griego acaba de regresar a Corea después de pasar media vida en Alemania. su vista empeora a cada día que pasa y convive con el miedo de saber que, cuando se quede ciego, perderá toda su autonomía.
Ambos se van volviendo más cercanos a medida que transcurren las clases y en un momento de desesperación ambos conectarán íntimamente y explorarán juntos sus dolores y traumas internos.
El libro me ha gustado. "La vegetariana" era bastante turbio y desagradable y este tiene un tono diferente, más light, digamos. El libro es bastante corto, unas 160 páginas y principalmente se centra en el pasado de los dos protagonistas y los traumas que los han marcado y convertido en las personas que son ahora. En el presente no pasa gran cosa y no es hasta casi el final que ocurre algo que los úne y les empuja a confiarse el uno al otro. Eso me gusta, pero tiene algunas metáforas un tanto extrañas que pueden dejar al lector algo confundido. Es algo filosófico y tal vez se necesita más de una lectura para pillarle todos los matices.
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