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lunes, 30 de junio de 2014

Posesión, de Stephen King (Richard Bachman)


En 1996 Stephen King llevó a cabo un experimento bastante peculiar: escribir dos versiones diferentes de la misma historia y publicarlas conjuntamente. Así nació el tándem Desesperación-Posesión. Ambas historias son ligeramente diferentes (aunque la base es la misma) pero lo más interesante de todo es que los personajes son los mismos pero aparecen con los roles cambiados (solo hay tres que los mantienen; John Marinville sigue siendo escritor, Collie Entragian es policía y Steve Ames es camionero): los que son padres en uno son hijos en el otro y los que viven en el primero mueren en el segundo, en mayor o menor grado.
En “Desesperación”, el sheriff de dicho pueblo está poseído por un ser llamado Tak y detiene a los que pasan por la Interestatal 50, metiéndolos en las celdas de su pequeña comisaría para tenerlos en reserva, pues los cuerpos que ocupa se deterioran en poco tiempo.

El de “Posesión” transcurre en la calle Poplar de Wentworth, Ohio, a lo largo de dos intensas horas de un día de verano. Una furgoneta de aspecto futurista aparece en la calle Poplar y desde su interior alguien dispara a su paso contra los vecinos que están en la calle y en sus jardines. Los supervivientes se refugian en dos casas y tras los primeros momentos de pánico aúnan fuerzas para tratar de averiguar lo que pasa y quién es el responsable, y conseguir sobrevivir a los siguientes ataques.
El responsable es Seth Garin, un niño autista poseído por Tak, que utiliza el poder latente del chico para materializar de la anda esas furgonetas, sacadas de la serie de dibujos animados Motokops 2200, para matar a todos los que viven en la calle Poplar. ¿Y por qué? Pues porque a Tak le divierte, pero también porque con cada muerte su poder aumenta.

La primera vez empecé por el de “Desesperación” y ese me gustó más porque lo consideré como la novela original y a este como la versión alterna; me pareció simplemente entretenido. Ahora que he vuelto a leerlo me ha gustado mucho más. Me encanta cuando King coge a un puñado de personajes y los pone en una situación de gran tensión y riesgo o irracionalmente sobrenatural. El libro destila tensión en cada una de sus páginas y King no pierde el tiempo en prolegómenos, a las pocas páginas ya estás inmerso en la locura que Tak ha puesto en marcha, y es tan absorbente que el tiempo se te pasa volando. Y los interludios entre los capítulos están geniales (los extractos de diarios y los guiones televisivos), son mi parte favorita. Es increíble que todo ocurra en apenas dos horas.

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