La doctora
Scarpetta recibe una llamada anónima de madrugada que le informa del
descubrimiento de un cadáver flotando en el mar, en unas
instalaciones abandonadas de la Marina. La víctima es un conocido
periodista que estaba haciendo submarinismo y la teoría de la
policía es que estaba buscando restos de la Guerra de Secesión
cuando sufrió un accidente. Pero al hacerle la autopsia descubre que
fue envenenado con cianuro y al poco tiempo de hacerse cargo del caso
empieza a recibir amenazas, alguien le pincha las ruedas del coche y
la policía de la zona actúa de forma sospechosa, como si no
quisiera que se investigara el crimen. Pero pese a ello, Scarpetta no
se dejará intimidar y no descansará hasta descubrir toda la verdad.
Creo recordar
que esta fue la primera novela que me leí de la serie de Scarpetta y
es ideal para iniciarse con la autora y con la serie porque no te
revela nada de los libro anteriores y no te pierdes información
trascendental, como podría pasar con otras series policiacas. El
libro es el más corto de todos, 250 páginas, y se lee fácilmente,
igual que los otros de la autora. Además la trama tira un poco hacia
el terrorismo y eso me pareció un giro muy interesante.
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