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martes, 21 de abril de 2015

Una muerte sin nombre, de Patricia Cornwell

Temple Gault, el asesino en serie obsesionado con la doctora Scarpetta, vuelve a actuar el día de Nochebuena. Una mujer joven es encontrada congelada en un banco de Central Park, con la cabeza rapada y desnuda a la que le faltan dos trozos de piel de los muslos. La víctima no lleva ninguna identificación, presenta una antigua lesión en el cráneo y tiene fundas dentales hechas con pan de oro, método que muy pocos dentistas siguen utilizando en la actualidad. El agente del FBI Benton Wesley, el capitán Mario y la doctora Scarpetta tratarán de descubrir quién es la víctima y por qué Gault la escogió a ella, mientras tratan de atraparle de una vez por todas.


Este libro pone el cierre al arco de Temple Gault y de los tres libros que lo forman es el más intenso. Tiene casi 600 páginas, al menos en bolsillo, pero tiene la letra grande, y entre esto y su prosa ágil y rápida se lee fácilmente. Gault se dedica a jugar con Scarpetta al gato y al ratón, convirtiendo su vida en un tormento, y ésta lo pasa peor que en ninguno de sus libros anteriores. La identidad de la víctima resulta ser toda una sorpresa, solo alguien como Gault podría matarla sin sentir el más mínimo remordimiento. Escalofriante. 

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