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viernes, 30 de enero de 2015

Tombuctú, de Paul Auster

Antes, Paul Auster me intimidaba bastante, pensaba que era uno de esos autores serios no aptos para todo el mundo, pero me leí su “Trilogía de Nueva York” y me encantó, así que decidí que este año me leería todos los libros suyos que hay en la biblioteca de mi pueblo. Son como una docena, excluyendo los que están repetidos, y escogí “Tombuctú” porque era el más corto de ellos, unas 180 páginas.
El libro trata sobre la relación de un hombre con su perro, pero contado desde el punto de vista del perro. Míster Bones es un perro callejero de 7 años que acompaña a su amo adonde quiera que vaya. Willy es un vagabundo excéntrico que se cambió el nombre de William Gurevitch por el de Willy G. Christmas tras tener una visión de Santa Claus en la que le encomendaba una misión mística. Willy viaja con Míster Bones a Baltimore en busca de una antigua profesora suya para pedirle que se haga cargo de su perro cuando él ya no esté, pues está enfermo. Está siempre tosiendo y últimamente ha empezado a expectorar sangre. Míster Bones se ha dado cuenta y está muy preocupado porque no sabe qué será de él cuando Willy muera. De hecho cree que cuando eso suceda l mundo llegará a su fin.

El libro es maravilloso de principio a fin. Paul Auster se introduce como nadie en la mente de un perro y consigue transmitir al lector todo lo que siente el animal por su dueño. El libro es muy emotivo y si te pasa como a mí, que tengo perro y me encantan los animales, te llegará muy adentro.

No hay duda de que me he estado perdiendo a un magnífico escritor y aquí prometo que no volveré a juzgar a un autor por una mala primera impresión. 

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