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lunes, 12 de agosto de 2013

American Horror Story. 1ª temporada

Al igual que con los libros, cuando me hablan bien de una serie trato de verla, porque casi siempre las recomendaciones son acertadas. Así me interesé por esta serie, pero entre unas cosas y otras aún no me había puesto con ella, y como en otoño empieza la 3ª temporada he decidido verla ya de una vez.

A mí me gusta el terror en todas sus vertientes, y hay que reconocerlo, en la pequeña pantalla no se prodiga demasiado. Así que si hacen una serie de terror y hablan bien de ella, bienvenida sea.
En pocas palabras, la serie va sobre una casa encantada y de los fantasmas que la habitan. En muchas...
Los protagonistas son los Harmon. Vivien, la esposa, pilla a su marido tirándose a una de sus alumnas en su propia casa. Lo peor es que estaba embarazada y por esto acabó perdiendo al bebé. Para superarlo ellos y su hija adolescente se van a la otra punta del país y compran la susodicha casa, que está superbarata. Y si está superbarata es por una razón: se trata de la Casa de los Crímenes. Desde que se construyó en 1930 todos sus propietarios han hallado la muerte de forma brutal y sangrienta, aunque en el momento de comprar la casa solo conocen la muerte de los anteriores propietarios, una pareja de gays.

O sea, que se instalan y Ben, el marido, que es psiquiatra, abre su consulta en la propia casa, y al poco empiezan a pasar cosas, ya sabes, cosas de fantasmas, pues todos los que han muerto en la casa están atrapados en ella, y desfilan un montón de personajes un poco raros y locos, algunos están vivos y otros no, pero no te diré quién lo está y quién no para no chafarte la sorpresa, porque créeme, hay unas cuentas.

Por un lado tenemos a Constance, la vecina cotilla y metomentodo que parece saber bastante sobre lo ocurrido en la casa y que guarda unos cuantos secretos. Está interpretada por Jessica Lange y en mi opinión hay que quitarse el sombrero ante ella. Está impresionante y su personaje es el más interesante de todos, pese a que es bastante ruin. O quizá debido a ello. Luego está su hija, que tiene Síndrome de Down y siempre se está colando en la casa de los Harmon. Tate, un joven psicótico que es paciente de Ben y del cual se enamora su hija. Tate es un personaje muy importante de esta temporada y no diré más, pues guarda unas cuantas sorpresas que es mejor ir descubriendo sobre la marcha.
Está la sirvienta, que lleva años trabajando en esa casa y ha conocido a muchos de los anteriores inquilinos. Es una mujer de unos 60 años, pero Ben la ve como una joven sexy y provocativa. La amante de Ben (un personaje bastante irritate), que resulta que está embarazada y quiere obligar a Ben a que la mantenga, y también hay un tipo quemado que empieza a acosar a Ben diciéndole que debe abandonar la casa antes de que sea demasiado tarde, y tras cierto incidente comienza a hacerle chantaje.

La serie me ha gustado, pero, sinceramente, parece que los guionistas se había fumado algo cuando se pusieron a escribir los guiones, porque algunas tramas son algo paranoicas y rozan el surrealismo. Es como si quiseran abarcar demasiado en estos 12 capítulos. Por ejemplo, al poco de instalarse entran en la casa unos locos que quieren recrear uno de los crímenes con la mujer y la hija, o lo de Constance, que le pone veneno en una magdalena que le hace a la hija de los Harmon, así, sin conocerla de nada. Y también está lo del Anticristo, que es surrealista a más no poder. Menuda ida de olla. Pero aún así mola.
Ahora a ver cuándo me pongo con la 2ª temporada.


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