Death Proof

Quentin Tarantino y Robert Rodriguez eran tan supercolegas que decidieron hacer un proyecto conjunto, GRINDHOUSE, en el que cada uno dirigiría una película de terror y se proyectarían una detrás de la otra en la gran pantalla, en homenaje a las sesiones Grindhouse que se emitían en los autocines en los años setenta.

El proyecto no tuvo mucho éxito, sin embargo (al menos es mi opinión) Death Proof se convirtió en una de las mejores películas de Tarantino, después de Pulp Fiction.

¿De qué va? Pues de un asesino, antiguo especialista de cine, que mata a chicas "indefensas" con su coche, un coche preparado "a prueba de muerte". Las sube a su coche y empieza a dar frenazos bruscos y cabriolas y vueltas de campana, o bien las acosa en la carretera hasta que acaban diñándola.

La película es todo un espectáculo al más puro estilo Tarantino. Me encantan esas conversaciones de las chicas, hablando de sus cosas, con sus "joder", sus "coño" y sus "putos". Me recordó mucho a esa mítica conversación al principio de Pulp Fiction, con Jules y Vincent hablando del cuarto de libra con queso. Me encanta Kurt Russell en su papel de asesino gracioso (un papel que le sienta como un guante) y me encanta ese cochazo que conduce.

También me encanta que, en plena época de efectos especiales por ordenador haya una película a la antigua usanza, con especialistas que se dan unas leches impresionantes, y ese aire a lo años setenta, con fotogramas aparentemente deteriorados o que haya saltos en la historia, como si faltara algún rollo de la película. Queda muy guay.

Lo que no me gusta tanto es cómo acaba. Vale que es un asesino y todo eso, pero no se merece que esas tías le hagan lo que le hacen. No mola nada. Me da una pena, el pobre asesino de chicas...