Cuando el libro salió hace un
par de años no le hice mucho caso, a pesar de su éxito.
Luego al autor lo entrevistaron en un programa americano y Stephen
King entró vía teléfono en directo para decir
que le encantaba el libro (no hay mejor publicidad que esa). Esto
despertó mi interés, pero no lo encontré por
ninguna parte, así que decidí esperar a qe saliera en
bolsillo. Luego el año pasado leí una reseña
positiva en el blog de un amigo y eso me convenció aún
más de leerlo. Quise hacerlo entonces, pero estaba apuntado a
varios desafíos literarios y tuve que posponerlo, y finalmente
lo logré este año. Debo decir que la espera ha merecido
la pena. El estilo del autor es muy meno y en algunos momentos
desenfadado, muy absorbente, y sus mil y pico páginas se leen
como su fueran la mitad.
Esta es una novela postapocalíptica
de vampiros, aunque este término casi no se utiliza, y el
primero de una trilogía. Todo empieza con el descubrimiento de
un virus en plena selva que parece curar cualquier enfermedad. Ese
virus es, obviamente, el del vampirismo, y el Ejército
pretende utilizarlo para crear unos supersoldados que puedan entrar
allí donde los soldados normales no, y se lo inoculan a doce
sujetos, todos ellos reclusos condenados a muerte. Y al final pasa lo
que asa, que los Doce se escapan, extienden el virus y el mundo se va
al carajo (hay que ser tonto para creer que podrían tenerlos
bajo control). La única esperanza de la humanidad reside en
una niña de 6 años, Amy, a la que también
inocularon el virus, pero que debido a algo relacionado con el timo
(en los adultos es muy pequeño, en los niños es
grande), posee los mismos poderes que estos virales pero ninguna
desus debilidades.
En esta primera parte el autor se toma
su tiempo para introducirnos en la historia y presentarnos a los
principales personajes, unas 300 y pico páginas. Tiene un
desarrollo lento y se centra mucho en los detalles, y personalmente
es mi parte favorita. Después la novela da un salto de 100
años y esto te descoloca bastante, porque la historia queda
interrumpida y te quedas con la intriga de saber lo que ha pasado
desde el comienzo de la epidemia hasta ahora, qué ha sido de
Amy y los Doce, etc.
aquí los vampiros o virales se
han extendido por todo el mundo y los poco supervivientes viven
aislados en una colonica, provista de altos muros y alambrada,
potentes focos que permanecen encendidos toda la noche para mantener
a los virales alejados, y guardias armados. Se nos presenta un nuevo
grupo de personajes con sus respectivas situaciones y tramas, que
ocupan bastantes páginas, antes de que Amy vuelva a entrar en
escena. En la colonia empiezan a pasar cosas raras y los ánimos
pronto se caldean, así que antes de que la cosa vaya a más,
nuestro pequeño grupo de protagonistas se van con Amy rumbo a
Colorado, pues es posible que allí esté la solución
contra el asunto de los virales. Y por el camino, claro, les pasan
cosas.
Como he dicho antes, el libro es
genial y sus vampiros nada tienen que ver con esos emos pálidos,
brillantes y cursis. Son auténticas bestias brutales y
despiadadas que solo ven a los humanos como su alimento y con los que
es imposible razonar (te miran, ladean la cabeza y se avalanzan sobre
ti) Estos sí son vampiros guays.
Pese a ello hay un par de veces que el
autor incurre en unos claros Deus ex-Machina, pero bueno, se le puede
perdonar.
Este año, por septiembre o así,
sale el segundo libro, Los Doce, y ya le tengo ganas, ya que el
presente libro tiene un final muy abierto y te deja el corazón
en un puño. Al menos solo ocupa la mitad.
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