2. Reencuentro
-Eres la última persona que esperaba
que viniera a visitarme.
-Pensé que esa persona era tu querido
hermanastro.
Xavier esbozó una amarga sonrisa.
-Caín me grabó una cinta en la que se
ríe durante 45 minutos.
-Amor fraternal, ¿eh?-ironizó Eric.
-Sí.
Los dos se observaron durante largo
rato.
-¿Qué haces aquí, Eric?
-Magnus-lo corrigió, poniéndose
serio-Eric Lensher dejó de existir hace mucho tiempo.
Murió al mismo tiempo que su mujer,
pensó Xavier, dando origen a Magnus.
A Magneto.
-Lo siento, ha sido un lapsus.
-Me he enterado de lo que te ha pasado
y he venido a ver cómo estabas.
-Hace 15 años que no nos hablamos,
Magnus. Corrijo, que tú no me hablas. ¿Y has escogido este momento
para arreglar nuestra situación?
-A pesar de que estemos en bandos
opuestos sigo preocupándome por ti. Hace siglos que nos conocemos y
eso nunca cambiará.
Xavier lo miró fijamente, en silencio.
-¿Qué?¿Me estás leyendo la mente
para comprobar si te estoy mintiendo?
-No-dijo Xavier-Sabes que no me gusta
entrar en la mente de nadie sin su permiso. Además, me basta tu
palabra.
-El mismo Xavier de siempre.
-Acompáñame a mi habitación, estoy
cansado.
La silla se puso en marcha y Magneto
caminó a su lado.
-¿Sigues pensando que los humanos
merecen una oportunidad?
-Ya conoces mi postura sobre el tema.
-Eres un necio, Charles. Te empeñas en
defenderlos, en protegerlos, en confiar en ellos, y esta es tu
recompensa-dijo, señalando sus piernas-Oh, sé lo que ocurrió en el
Tíbet. Estoy al tanto. ¿De qué sirve, Charles? Nos tienen miedo,
nos llaman monstruos, quieren vernos muertos. Ellos son los
auténticos monstruos y no se merecen nuestra compasión. El mundo
sería un lugar mejor si todos ellos desaparecieran.
-¿Incluso Gabrielle?-replicó Xavier.
Magneto se calló.
-No, ella no. Es la única que merece
la pena. La excepción que confirma la regla. Precisamente lo que le
pasó debió abrirte los ojos, hacerte cambiar de idea sobre ellos.
Pero no, seguiste en tus trece.
-Eran nazis, Magnus, no todos los
humanos son como ellos. Ellos son la excepción. No debes juzgarlos a
todos por unos pocos.
-¿Y por qué no? Ellos lo hacen con
nosotros-Magneto meneó la cabeza-La tuya es una causa perdida,
Charles. No me entra en la cabeza que estés de su parte. Nosotros
somos el futuro, no ellos.
-En esto jamás nos pondremos de
acuerdo. Será mejor que lo dejemos.
-No, yo no quiero dejarlo, Charles.
Llevo 15 años pensando en ello. Gabrielle era tu novia y mi amiga y
esos nazis la torturaron. ¡Casi la matan! Debiste dejar que acabara
con ellos. Se lo merecían. Pero en lugar de eso utilizaste tus
poderes contra mí, me traicionaste.
-¡Basta!-exclamó Xavier. Magneto se
sintió repentinamente mareado y perdió el equilibrio. Tuvo que
apoyarse en la silla de Xavier para no caerse-Matarlos no era la
solución, Magnus. La muerte nunca lo es. Conseguimos reducirlos, que
era lo importante.
-Otro arrebato como ese, Charles, y te
desharás por fin de mí-dijo, con una ligera sonrisa.
-Lo siento.
-Me pregunto si habrías actuado igual
si Gabrielle hubiera muerto.
Xavier sabía que no, pero por eso
trataba de estar siempre calmado. El día que perdiera el control
nadie estaría a salvo.
-¿A eso has venido, Magnus?¿A
desahogarte?
-No, lo siento.
Los dos entraron en la habitación y
Xavier se volvió hacia él.
-¿Te importaría...?
-En absoluto.
Magneto lo subió a la cama y lo tapó
con la sábana.
-Por cierto, me la encontré no hace
mucho. A Gabrielle.
El corazón de Xavier se aceleró.
-¿Qué tal está?
-Bien. Se ha casado y tiene un hijo.
-Oh-a Xavier le costó asimilar que el
segundo gran amor de su vida hubiera rehecho la suya-Eso… está
bien.
-¿No lo sabías?
-No he sabido nada de ella desde lo de
Israel.
-Aquello lo cambió todo.
-Sí, así es.
-Pareces cansado.
Xavier no dijo nada.
-Te dejaré descansar.
-¿Volverás?
-Sí, cada día hasta que salgas de
aquí.
-Gracias, viejo amigo.
Magneto le estrechó la mano y le dejó
descansar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario