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jueves, 18 de abril de 2013

Viejos amigos. Capítulo 2


2. Reencuentro

-Eres la última persona que esperaba que viniera a visitarme.
-Pensé que esa persona era tu querido hermanastro.
Xavier esbozó una amarga sonrisa.
-Caín me grabó una cinta en la que se ríe durante 45 minutos.
-Amor fraternal, ¿eh?-ironizó Eric.
-Sí.
Los dos se observaron durante largo rato.
-¿Qué haces aquí, Eric?
-Magnus-lo corrigió, poniéndose serio-Eric Lensher dejó de existir hace mucho tiempo.
Murió al mismo tiempo que su mujer, pensó Xavier, dando origen a Magnus.
A Magneto.
-Lo siento, ha sido un lapsus.
-Me he enterado de lo que te ha pasado y he venido a ver cómo estabas.
-Hace 15 años que no nos hablamos, Magnus. Corrijo, que tú no me hablas. ¿Y has escogido este momento para arreglar nuestra situación?
-A pesar de que estemos en bandos opuestos sigo preocupándome por ti. Hace siglos que nos conocemos y eso nunca cambiará.
Xavier lo miró fijamente, en silencio.
-¿Qué?¿Me estás leyendo la mente para comprobar si te estoy mintiendo?
-No-dijo Xavier-Sabes que no me gusta entrar en la mente de nadie sin su permiso. Además, me basta tu palabra.
-El mismo Xavier de siempre.
-Acompáñame a mi habitación, estoy cansado.
La silla se puso en marcha y Magneto caminó a su lado.
-¿Sigues pensando que los humanos merecen una oportunidad?
-Ya conoces mi postura sobre el tema.
-Eres un necio, Charles. Te empeñas en defenderlos, en protegerlos, en confiar en ellos, y esta es tu recompensa-dijo, señalando sus piernas-Oh, sé lo que ocurrió en el Tíbet. Estoy al tanto. ¿De qué sirve, Charles? Nos tienen miedo, nos llaman monstruos, quieren vernos muertos. Ellos son los auténticos monstruos y no se merecen nuestra compasión. El mundo sería un lugar mejor si todos ellos desaparecieran.
-¿Incluso Gabrielle?-replicó Xavier.
Magneto se calló.
-No, ella no. Es la única que merece la pena. La excepción que confirma la regla. Precisamente lo que le pasó debió abrirte los ojos, hacerte cambiar de idea sobre ellos. Pero no, seguiste en tus trece.
-Eran nazis, Magnus, no todos los humanos son como ellos. Ellos son la excepción. No debes juzgarlos a todos por unos pocos.
-¿Y por qué no? Ellos lo hacen con nosotros-Magneto meneó la cabeza-La tuya es una causa perdida, Charles. No me entra en la cabeza que estés de su parte. Nosotros somos el futuro, no ellos.
-En esto jamás nos pondremos de acuerdo. Será mejor que lo dejemos.
-No, yo no quiero dejarlo, Charles. Llevo 15 años pensando en ello. Gabrielle era tu novia y mi amiga y esos nazis la torturaron. ¡Casi la matan! Debiste dejar que acabara con ellos. Se lo merecían. Pero en lugar de eso utilizaste tus poderes contra mí, me traicionaste.
-¡Basta!-exclamó Xavier. Magneto se sintió repentinamente mareado y perdió el equilibrio. Tuvo que apoyarse en la silla de Xavier para no caerse-Matarlos no era la solución, Magnus. La muerte nunca lo es. Conseguimos reducirlos, que era lo importante.
-Otro arrebato como ese, Charles, y te desharás por fin de mí-dijo, con una ligera sonrisa.
-Lo siento.
-Me pregunto si habrías actuado igual si Gabrielle hubiera muerto.
Xavier sabía que no, pero por eso trataba de estar siempre calmado. El día que perdiera el control nadie estaría a salvo.
-¿A eso has venido, Magnus?¿A desahogarte?
-No, lo siento.
Los dos entraron en la habitación y Xavier se volvió hacia él.
-¿Te importaría...?
-En absoluto.
Magneto lo subió a la cama y lo tapó con la sábana.
-Por cierto, me la encontré no hace mucho. A Gabrielle.
El corazón de Xavier se aceleró.
-¿Qué tal está?
-Bien. Se ha casado y tiene un hijo.
-Oh-a Xavier le costó asimilar que el segundo gran amor de su vida hubiera rehecho la suya-Eso… está bien.
-¿No lo sabías?
-No he sabido nada de ella desde lo de Israel.
-Aquello lo cambió todo.
-Sí, así es.
-Pareces cansado.
Xavier no dijo nada.
-Te dejaré descansar.
-¿Volverás?
-Sí, cada día hasta que salgas de aquí.
-Gracias, viejo amigo.
Magneto le estrechó la mano y le dejó descansar.

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