4. Uno de los nuestros
-Es imposible-dijo el doctor Marvin,
observando las radiografías.
-¿Qué ocurre,
doctor?-preguntó Xavier desde su silla-¿Algún
problema?
-Debe haber algún error. Es
médicamente imposible.
-¿Qué les ocurre a mis
piernas?
-Es un auténtico milagro. Sus
huesos… se han soldado.
-Doctor, llevo aquí seis meses.
Los huesos ya se estaban soldando.
-Quiero decir que no hay ningún
rastro de fractura. Eso como si no se hubiera roto las piernas. Y sus
venas y arterias… están intactas. Es como si nunca se las
hubiera destrozado.
-Eso es imposible, doctor Marvin.
-Lo sé, Xavier, yo tampoco me lo
creo, tiene que haber alguna explicación lógica.
Xavier creía conocerla.
A las once John pasó a recogerle
para su siguiente sesión de rehabilitación.
-¿Preparado para un poco de
ejercicio, Xavier?
-Claro.
John empezó a masajearle los
pies.
-Te estoy muy agradecido por lo que has
hecho por mí-dijo Xavier de pronto.
-Olvídelo, es mi trabajo.
-Me refiero a mis piernas.
John dejó de masajearles los
pies y le miró.
-No... no sé de qué me
está hablando-dijo, con nerviosismo.
-John, deja de fingir. Sé que
eres un mutante.
John le miró, asustado.
-Eso no es cierto, qué
estupidez. ¿De dónde ha sacado semejante idea?
-Posees la capacidad de curar con tus
manos desde hace un mes. Una noche saliste del cine con tu novia
cuando un tipo os atracó. Ella no quiso darle el colgante que
le habías regalado y le disparó en el estómago.
Ella empezó a sangrar. Tú pusiste tus manos sobre la
herida y le pediste a Dios que dejara de sangrar. Y la herida se
cerró. Desde entonces tratas de ayudar con tu don a los
pacientes más graves. Como mi caso.
-No sé cómo sabe todo
eso, pero por favor, no me denuncie al Comité.
-¿Qué Comité?
-El Comité para la Pureza de la
Raza Humana. No me denuncie, por favor, no he hecho nada malo-suplicó
John, temblando de miedo.
-Tranquilo, John, no voy a denunciarte.
Yo también soy un mutante.
-¿Lo es?-preguntó,
sorprendido.
-Sí, y de los buenos, así
que no tienes por qué preocuparte. Ahora háblame de ese
Comité. Es la primera vez que oigo ese nombre.
-Han surgido hace poco, pero se han
dispersado rápidamente por varias ciudades de Estados Unidos,
como un virus, y están captando muchos seguidores. Odian a los
mutantes y se creen superiores. Sé que han agredido
brutalmente a mucho mutantes, y algunos de ellos incluso han muerto.
Xavier meneó la cabeza.
-Es lo que he temido durante muchos
años, y ahora está sucediendo. Gracias por contármelo.
-No, gracias a usted. Con usted de mi
parte siento que estoy a salvo. Y lamento no poder hacer más
por usted. Hace poco que soy consciente de mis poderes y lo más
difícil que he hecho hasta ahora es curar una fractura.
Lamento no poder sanar su médula espinal.
Xavier le sonrió.
-Olvídalo. Ya has hecho más
que suficiente. Y es algo por lo que te estaré eternamente
agradecido.
Xavier le aconsejó a John que
siguiera trabajándole las piernas para que no levantara
sospechas, y se recordó que tenía que hablar del tema
con Eric. Quizá supiera algo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario