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lunes, 22 de abril de 2013

Viejos amigos. Capítulo 4

4. Uno de los nuestros

-Es imposible-dijo el doctor Marvin, observando las radiografías.
-¿Qué ocurre, doctor?-preguntó Xavier desde su silla-¿Algún problema?
-Debe haber algún error. Es médicamente imposible.
-¿Qué les ocurre a mis piernas?
-Es un auténtico milagro. Sus huesos… se han soldado.
-Doctor, llevo aquí seis meses. Los huesos ya se estaban soldando.
-Quiero decir que no hay ningún rastro de fractura. Eso como si no se hubiera roto las piernas. Y sus venas y arterias… están intactas. Es como si nunca se las hubiera destrozado.
-Eso es imposible, doctor Marvin.
-Lo sé, Xavier, yo tampoco me lo creo, tiene que haber alguna explicación lógica.
Xavier creía conocerla.

A las once John pasó a recogerle para su siguiente sesión de rehabilitación.
-¿Preparado para un poco de ejercicio, Xavier?
-Claro.
John empezó a masajearle los pies.
-Te estoy muy agradecido por lo que has hecho por mí-dijo Xavier de pronto.
-Olvídelo, es mi trabajo.
-Me refiero a mis piernas.
John dejó de masajearles los pies y le miró.
-No... no sé de qué me está hablando-dijo, con nerviosismo.
-John, deja de fingir. Sé que eres un mutante.
John le miró, asustado.
-Eso no es cierto, qué estupidez. ¿De dónde ha sacado semejante idea?
-Posees la capacidad de curar con tus manos desde hace un mes. Una noche saliste del cine con tu novia cuando un tipo os atracó. Ella no quiso darle el colgante que le habías regalado y le disparó en el estómago. Ella empezó a sangrar. Tú pusiste tus manos sobre la herida y le pediste a Dios que dejara de sangrar. Y la herida se cerró. Desde entonces tratas de ayudar con tu don a los pacientes más graves. Como mi caso.
-No sé cómo sabe todo eso, pero por favor, no me denuncie al Comité.
-¿Qué Comité?
-El Comité para la Pureza de la Raza Humana. No me denuncie, por favor, no he hecho nada malo-suplicó John, temblando de miedo.
-Tranquilo, John, no voy a denunciarte. Yo también soy un mutante.
-¿Lo es?-preguntó, sorprendido.
-Sí, y de los buenos, así que no tienes por qué preocuparte. Ahora háblame de ese Comité. Es la primera vez que oigo ese nombre.
-Han surgido hace poco, pero se han dispersado rápidamente por varias ciudades de Estados Unidos, como un virus, y están captando muchos seguidores. Odian a los mutantes y se creen superiores. Sé que han agredido brutalmente a mucho mutantes, y algunos de ellos incluso han muerto.
Xavier meneó la cabeza.
-Es lo que he temido durante muchos años, y ahora está sucediendo. Gracias por contármelo.
-No, gracias a usted. Con usted de mi parte siento que estoy a salvo. Y lamento no poder hacer más por usted. Hace poco que soy consciente de mis poderes y lo más difícil que he hecho hasta ahora es curar una fractura. Lamento no poder sanar su médula espinal.
Xavier le sonrió.
-Olvídalo. Ya has hecho más que suficiente. Y es algo por lo que te estaré eternamente agradecido.
Xavier le aconsejó a John que siguiera trabajándole las piernas para que no levantara sospechas, y se recordó que tenía que hablar del tema con Eric. Quizá supiera algo.

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