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martes, 23 de abril de 2013

Viejos amigos. Capítulo 5

5. Jean

-¿Has oído hablar del Comité...
-... para la Pureza de la Raza Humana? Sí, se han cruzado unas cuantas veces en mi camino. ¿Por qué?
-Mi fisioterapeuta es un mutante y me pidió que no lo denunciase a ese Comité. Pensé que estaba al tanto de todo lo referente al tema mutante, pero hasta ahora no había oído hablar de ellos.
-Has estado años sin pisar Estados Unidos, Charles, viajando de aquí para allá, ayudando a tus homo sapiens, es normal que no hayas oído hablar de ellos. Además son muy listos. No son una turba de gente con antorchas que va tras los mutantes a plena luz del día. Están organizados y van por las ciudades dando mítines para convencer a la gente de que los mutantes son una amenaza, y están convenciendo a mucha gente. Esto es igual que el partido fascista de Hitler, Charles. Si sigue así, al final todos los mutantes serán perseguidos como lo fueron los judíos.
-¿Conoces a su líder?
-No, los líderes de los Comités de cada ciudad llevan una capucha roja que les cubre el rostro, pero da igual. Esto demuestra mi teoría sobre los humanos.
-Creo que te estás precipitando.
-Eres un necio, Charles-dijo Magneto, poniéndose de pie-Lo miras pero no lo ves. La guerra no tardará en llegar. ¿De qué parte estarás?¿Del suyo o del nuestro?
-Magnus, no hagas ninguna tontería.
-Tranquilo, Charles, yo tampoco quiero una guerra. Ya viví una, y no fue agradable.
-¿Qué vas a hacer?
-Aunque no te lo creas, Charles, tengo otros asuntos que atender aparte de venir a verte.
-No dejaré que hagas ninguna tontería-le advirtió su amigo.
-Lo sé, Charles. Ahora tengo que irme. Ya vendré otro día.


Aquella semana Xavier tuvo otra visita a parte de Magneto.
Estaba al aire libre en su silla cuando se lo anunciaron.
-Señor Xavier, ha venido alguien a verlo-le dijo la enfermera.
-¿Quién es?
-Dice que es un amigo suyo de la universidad.
-Dígale que venga.
Hizo muchos amigos en la universidad, pero sólo uno siguió siéndolo tras saberse que era un mutante. Una amistad que había perdurado hasta el día de hoy.
-Hola, Profesor.
Así es cómo le llamaban por aquel entonces.
Xavier hizo girar su silla y sonrió ampliamente.
-John Grey, me alegro de verte.
-Hola, amigo-John le estrechó la mano-Siento no haber venido antes, pero lo último que supe de ti es que estabas en Egipto.
-No importa, lo importante es que lo hayas hecho. Significa mucho para mí. A parte de ti sólo he tenido otra visita.
-¿De verás?¿Quién?
-Alguien que conocí en Israel. No le conoces.
-¿Cómo lo llevas?-le preguntó John, sentándose en el banco que había en frente de Xavier.
-Bien, dentro de lo que cabe. No me queda más remedio que asumirlo y seguir para delante.
-Cuando me enteré de lo que te había pasado, no me lo creía. ¿Por qué a las personas buenas les pasan siempre cosas malas?
-Gracias, John, eres muy amable.
-Mi mujer lloró por ti. Ella te aprecia mucho.
-Yo también a ella. Cuando la veas dale un abrazo de mi parte.
-Lo haré. Quería venir a verte, pero ya sabes, Jean...
-¿Cómo está tu hija?
-Deberías verla, Charles, es preciosa. Tiene 11 años, pero parece ya una mujercita.
Xavier lo miró fijamente.
-Cuéntamelo.
-¿Qué?
-Tú no has venido aquí sólo a ver cómo estaba. Quieres pedirme un favor. Es Jean.
Entonces John no pudo soportarlo más y se derrumbó.
-Dios mío, Charles, mi mujer y yo ya no sabemos qué hacer. Ahora mismo eres la única persona que puede hacer algo por ella. A Jean le ha pasado algo terrible.
-Cuéntamelo.
-¿No puedes leerme la mente?
-Prefiero que seas tú el que me lo diga. Hablar es una buena terapia.
-Está bien-John se frotó los ojos-Hace un año...

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