Buscar este blog

martes, 11 de junio de 2013

Viejos amigos. Capítulo 37

37. El motivo

En los días siguientes Gabrielle cambió el andador por un bastón y casi no necesitaba ayuda para moverse, pero le insistía a Charles que aún le quedaba un buen trecho para poder caminar con normalidad. Charles sospechaba que lo decía para que siguiera visitándola tan asiduamente, pero no le importaba.
Por las tardes los dos solían pasear por los alrededores del hospital y no siempre necesitaban hablar. Cuando compartían el silencio, este era muy reconfortante, no como esos silencios incómodos en los que no se sabe qué decir y el tiempo transcurre más lentamente. En sus paseos el tiempo también parecía transcurrir más despacio, pero era agradable.
-Ya ha pasado mucho tiempo-dijo Charles en uno de sus paseos-y no sé si lo recordarás o si ya lo has olvidado, pero tengo curiosidad por saber por qué caíste en estado catatónico. ¿Recuerdas lo que ocurrió?
Entonces Gabrielle se detuvo y Charles vio que tenía los ojos llorosos y que le temblaba la barbilla.
-Gabby, ¿qué te pasa?¿Estás... -entonces ella perdió el equilibrio y empezó a caer, y Charles la cogió por los brazos-¡Gabby!¿Qué te ocurre?
Ella se abrazó a su cuello y empezó a llorar.
-Abrázame, Charles, y no me sueltes.
Charles la abrazó y le acarició el cabello.
-¿Qué te hicieron?-le susurró al oído.
-Los hombres de Strucker me... me violaron... repetidas veces. Tenía 15 años y me ... me estaba desarrollando y ellos lo notaron. Fueron los ocho... uno tras otro... durante horas y todos... todos los días. A veces entraban de madrugada en mi barracón, me llevaban con ellos y volvían a empezar. A veces me metían cosas y me cortaban con sus cuchillos... me golpeaban... a uno de ellos le mordí y le arranqué la punta de la nariz y él me rompió la mía. Al final me quedé embarazada. Pensé que me harían abortar, pero me dejaron tenerlo y durante esos nueve meses no me tocaron un pelo. Entonces cuando di a luz, Strucker cogió a mi bebé y... y...-Gabrielle apretó la cara contra el pecho de Charles y empezó a sollozar-... y se lo dio a... a ... a los perros. Cuando empezaron a comérselo y vi toda aquella sangre, mientras le oía chillar, yo ... ese es mi último recuerdo.
-Oh, cariño, lo lamento muchísimo-dijo, abrazándola con fuerza-Lo lamento mucho.
-Desde entonces no he tenido a nadie. He estado sola.
-Ya no estás sola-dijo Charles, limpiándole las lágrimas-Y jamás lo estarás. No pienso dejarte.
-Y yo no quiero que me dejes.
Charles le apartó un mechón de cabello que le había caído sobre la frente, y se la besó. Se miraron a los ojos durante lo que les pareció una eternidad, y luego la magia del momento hizo el resto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario