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lunes, 22 de julio de 2013

Viejos amgos. Capítulo 62

62. El ejército de Magneto

Varios días después, Magneto creyó que ya había llegado el momento y decidió no postergarlo por más tiempo, así que se topó en el pasillo intencionadamente con Jean.
-Hola, Jean, ¿qué tal estás?
-Bien, gracias, profesor Lensher.
-Me alegro. ¿Y qué tal está Scott? ¿Se está adaptando?
-Sí, se ha adaptado muy bien al colegio y está haciendo muchos amigos.
-Eso es bueno. ¿Tienes algo que hacer ahora?
-Tengo una clase con el profesor Xavier.
-Me preguntaba si podrías hacerme un favor. Es muy importante.
-Claro, pero no me gustaría llegar tarde a su clase.
-Tranquila, llegarás a tiempo. Acompáñame.
Magneto entró en el despacho de Xavier y cerró la puerta después de Jean.
-¿Qué hacemos aquí? El profesor se enfadará si nos descubre en su despacho.
Magneto tocó la pared y las puertas del ascensor privado de Charles se abrieron.
Jean se sorprendió al verlo.
-No sabía que el profesor tuviera un ascensor en su despacho. ¿Adónde lleva?
-Abajo. Vamos, sube.
Magneto pulsó el botón camuflado y el ascensor empezó a descender. Cuando las puertas se abrieron caminó directamente a la sala de Cerebro.
Jean se maravilló al contemplar aquel lugar.
-Jamás he estado aquí.
-Lo sé, sólo Charles y yo bajamos a este sitio.
-¿Qué hay en esa habitación?
-Ahora lo descubrirás.
Magneto introdujo su código y las puertas se abrieron.
-Este es Cerebro-dijo Magneto, llevándola hasta él-Es un ordenador que utiliza Charles para localizar a los mutantes de todo el mundo. Sólo los mutantes con poderes psíquicos pueden utilizarlo, aunque nadie mejor que Charles. Me gustaría que lo utilizaras para buscar a algunos mutantes.
Jean lo miró asombrada.
-Pero yo... yo no puedo hacer eso. No sé si sabré.
-Sí sabrás. Eres poderosa, Jean, y controlas mejor que nadie tus poderes. ¿No me harás ese favor?
-Es que me da un poco de miedo.
-No tienes por qué. Además Charles cree que puedes hacerlo.
-¿Lo cree?
-Sí, él me dijo que buscara tu ayuda.
-Está bien-dijo, poco convencida-Si él lo cree...
Y se puso el casco.
Las puertas se cerraron detrás de él y la sala se oscureció.
-¿A quién quiere que...
Entonces la sala volvió a iluminarse y Magneto maldijo mentalmente.
-¿Qué ocurre, Jean?
-No lo sé.
Jean se quitó el casco y en aquel preciso instante se abrieron las puertas.
Xavier estaba al otro lado, mirándolo con gravedad. A su lado estaba Scott.
-Jean, ven aquí.
Jean obedeció, consciente de que algo malo pasaba.
-¿He hecho algo malo? Él me dijo que...
-No, Jean, no has hecho nada malo.
Xavier avanzó un metro con su silla y se detuvo.
-¿Así que este era tu plan, Eric? ¿Por eso me ayudaste a construir a Cerebro? ¿Para utilizarlo para organizar tu propio ejército de mutantes?
Magneto lo miró a los ojos apretando la mandíbula y finalmente sonrió.
-Es inútil que me defienda, ¿verdad, Charles? Me has pillado.
Xavier meneó la cabeza.
-He sido un estúpido. Pensé que habías cambiado, pero lo único que buscabas al ofrecerme tu ayuda era tu propio beneficio, como siempre.
-Recuerda, Charles, que este casco me protege de tus poderes, pero tú estás completamente a mi merced.
La silla de Xavier cayó sobre la pasarela, de lado, volcándolo. Xavier rodó por el suelo y tuvo que sujetarse al borde de la pasarela para no caer al abismo. Jean se apresuró a cogerle de la mano, pero ella sola no pudo levantarle.
-¡Scott, ayúdame, pesa demasiado!
Scott corrió a ayudarla y juntos subieron a Xavier a la pasarela.
Magneto había aprovechado aquellos segundos de confusión para salir de la sala, y en aquel momento se alejaba caminando tranquilamente por el pasillo.
Scott se levantó y miró furioso a su profesor de ciencias. Se llevó una mano al regulador de sus gafas que controlaba su visión ocular y un potente rayo salió de sus ojos e impactó en la espalda de Magneto, tumbándolo.
Scott avanzó hacia él, pero Xavier lo detuvo.
-No, Scott, déjale, es demasiado poderoso para ti.
-Pero profesor, ha intentado matarle.
-No es la primera vez. Ayudadme a sentarme en la silla.
Los dos lo hicieron y cuando Scott se volvió, Magneto ya no estaba.
-Volvamos arriba. Quiero que todos los alumnos sepan que Eric ya no es bienvenido en este centro.
-No lo entiendo, profesor-dijo Jean-Él era su amigo, ¿por qué...
-No, cariño. Lo fue en el pasado, pero no ahora. Nos ha estado engañando a todos, a mí el primero. Pensé que había cambiado, pero ahora sé que eso es imposible.
-¿Por qué, profesor?-preguntó Scott-¿Por qué es así? Él fue bueno y amable conmigo cuando me encontró en Florida, y yo confié en él. ¿Por qué es así?
-Lo comprenderéis cuando os cuente una historia. Veréis, hace unos quince años viajé a Israel para trabajar en un hospital que dirigía un amigo mío, Daniel Shomron...


FIN

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