Buscar este blog

miércoles, 10 de julio de 2013

Viejos amigos. Capítulo 56

56. El plan de Magneto

Media hora después Magneto entró en la celda de Juggernaut. Unos barrotes dividían la celda en dos. A su lado había una silla, y al otro un banco, una cama, un lavabo y un retrete.
Juggernaut era dos veces más grande que él, y estaba sentado en el banco, con mala cara. Magneto sabía por qué.
En el techo había dos aparatos similares a antenas parabólicas, una en cada esquina de la parte de la celda que correspondía a Juggernaut, orientadas hacia el centro. Aquellas antenas emitían unas ondas alfa que mantenían a Juggernaut en un estado constante de mareo y debilidad. Las ondas alfa eran idénticas a las ondas cerebrales, y fueron una sugerencia de Charles Xavier para que pudieran mantener a raya a su hermanastro.
Magneto lo sabía porque el alcaide se lo había dicho mientras los guardias se aseguraban de que no hubiera ningún peligro para él una vez dentro. También le había dicho que dentro no había ninguna cámara, lo cual le daba libertad para hablar con Juggernaut de lo que quisiera.
-¿Juggernaut?-Magneto se acercó y se sentó en la silla.
Juggernaut lo miró, desconcertado.
-¿Me escuchas?
-¿Quién... eres? ¿Qué... quieres?
-Ayudarte si tú me ayudas a mí.
Entonces Juggernaut se inclinó hacia adelante y vomitó.
-¿Estás bien?
-No, no lo estoy. Me pasa de vez en cuando y la culpa es de esas antenas.
-Eso podría acabar si me ayudas.
-¿Quién eres?-le preguntó con recelo.
-Magneto.
-No te creo. Demuéstralo.
Dos de los barrotes se separaron unos veinte centímetros y volvieron a alinearse.
-Vale, eres quien dices ser. ¿Y a qué debo el honor de recibir la visita del poderoso Magneto?
-Necesito algo de ti.
-¿Qué te hace pensar que voy a ayudarte?
-Si me ayudas, te sacaré de aquí.
-Me reiría si eso no me hiciera vomitar.
-Hablo en serio.
-¿Por qué ibas a sacarme de aquí?
-Un trato es un trato. Si me ayudas te sacaré de aquí. Las compuertas de las celdas son metálicas. No sería complicado.
Juggernaut le miró en silencio, considerando la posibilidad.
-¿En qué puedo ayudarte?
-He oído por ahí que tienes un casco que impide que tu hermano...
-Hermanastro.
-Sí, claro, hermanastro. Que impide que tu hermanastro te lea el pensamiento y que domine tu mente.
-¿Y?
-Si me consigues un casco como el tuyo, te sacaré de aquí.
-¿Por qué quieres un casco como el mío?
-Estoy metido en algo y es muy importante que tu hermanastro no sepa en qué estoy pensando. Lo echaría todo a perder.
-Quizá no te hayas fijado, pero me han quitado el casco.
-¿Tienes más o sólo ese?
-Tengo más.
-Bien. ¿Si te saco de aquí me proporcionarás uno?
-Sí, lo haré.
-Bien-Magneto se puso de pie.
-¿Cuándo me sacarás de aquí?
-Ahora mismo–y se puso de pie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario