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lunes, 8 de julio de 2013

Viejos amigos. Capítulo 54

54. Galería de celebridades

-¿Por qué no me habla de los reclusos que están aquí?-preguntó Magneto-¿Hay muchas celebridades?
-Antes que nada, señor Jameson, quiero que sepa que no considero a todos los mutantes una amenaza. Algunos llevan una existencia tranquila, sin utilizar sus poderes; otros los utilizan para ayudar a los demás y otros los usan para hacer daño. Es a estos últimos a los que creo que hay que encerrar.
-Claro, estoy de acuerdo con usted-concedió Magneto.
-Están convencidos de que están por encima del resto del mundo, y hacen lo que les place. Y no es así. Ellos también tienen que acatar unas leyes y seguir unas normas de conducta.
-Y cuando no lo hacen los traen aquí.
-Sólo a los más peligrosos. Aquí no hay únicamente mutantes de nacimiento, señor Jameson, también hay personas que vieron alterado su ADN debido a algún accidente, pero que son igualmente peligrosas.
-¿Por ejemplo?
El alcaide se detuvo frente a una celda que tenía una pequeña abertura a la altura de los ojos y le invitó a echar un vistazo.
Magneto vio a un hombre tumbado, encerrado en una especie de cápsula que lo mantenía inmovilizado.
-¿Está dormido?
-No, sedado. Y así estará el resto de su vida si es necesario.
-¿Qué le pasa?
-El hombre de esta celda es el doctor Bruce Banner. En un experimento fallido se vio expuesto a los rayos gamma y estos mutaron sus genes de forma drástica. Cada vez que sufre dolor físico o emocional se convierte en un inmenso ser de color verde que lo destruye todo a su paso. Es una amenaza para la sociedad y por eso lo mantenemos sedado.
Magneto asintió con la cabeza.
-El caso del doctor Banner no es el único. Aquí hay otros científicos cuyos experimentos fallidos cambiaron sus cuerpos para siempre.
-Hábleme de los mutantes más peligrosos.
Magneto, el alcaide y los dos guardias volvieron a ponerse en marcha.
-Arkady Gregorovich-dijo el alcaide señalando otra celda-alias: Omega Red. Fue la respuesta soviética al Capitán América, pero se les escapó de las manos. Gregorovich ya era un psicópata antes de someterse al experimento que lo convirtió en un mutante. Tiene dos tentáculos de carbonadium que le salen de los antebrazos. El carbonadium es una aleación similar al adamantium pero menos resistente. Estos tentáculos producen feromonas de la muerte, unas esporas capaces de matar a cualquiera que esté en sus proximidades. Omega Red también es vulnerable a ellas. Para conseguir estabilizar su cuerpo necesita un aparato llamado sintetizador de carbonadium, que afortunadamente aún no ha encontrado. Además para mantenerse vivo necesita absorber la esencia vital de otros seres vivos. Es una víctima de su propia mutación.
-¿Cómo lo mantienen a raya?
-Lo tenemos en estado criogénico desde la Guerra Fría. En esta otra celda tenemos a un mutante que se hace llamar Pyros. Era un novelista mediocre, pero sus libros tenían muchos fans. Entonces un día desapareció y regresó como un mutante. Puede controlar el fuego y darle forma, pero no puede generarlo. Tiene medio rostro quemado.
Torcieron a la derecha y enfilaron por el pasillo.
-Dígame, ¿existe algún mutante que quieran encerrar aquí pero que aún no han podido atrapar?
-Oh, sí, hay unos cuantos.
-¿Por ejemplo?
-Le hablaré de uno de ellos. Uno de los más peligrosos. Se hace llamar Magneto.
Magneto le miró con atención. Se preguntó qué sabrían de él. ¿Tendrían alguna foto suya?
-Soy todo oídos.

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