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jueves, 11 de julio de 2013

Viejos amigos. Capítulo 57

57. La huída

Las antenas se doblaron hacia arriba y empezaron a comprimirse, como si una mano invisible las estuviera apretando.
-¿Qué tal?
Juggernaut se puso de pie miró a uno y otro lado y sonrió.
-Mucho mejor. Por primera vez en tres años me siento genial.
-¿Ya no te sientes débil?
A modo de respuesta, Juggernaut agarró seis barrotes con una mano y los arrancó como si fueran alambres.
-No, está claro que no.
-¿Has pensado algún plan?
-Tranquilo, crearemos una distracción para entretener a los guardias.
-Esos guardias llevan armas que producen el mismo efecto en mí que las antenas, y sin el casco soy vulnerable a esas armas.
-No te alcanzarán. Yo me encargaré de ello.
-¿Y cómo saldremos de aquí? Estamos en medio del mar y yo no sé volar.
-Yo sí. No te preocupes por eso.
La pesada puerta de la celda salió disparada de sus goznes, aplastando al guardia que la custodiaba, y al instante empezó a sonar una estridente alarma.
-Oh, vaya-comentó Magneto-Vamos, salgamos de aquí.
Los dos salieron al pasillo y este enseguida se llenó de guardias armados. Cuando los guardias los vieron corrieron hacia ellos, disparándoles.
Juggernaut cogió la puerta de la celda y usándola como escudo corrió hacia ellos, embistiéndolos.
-Buen trabajo-dijo Magneto.
Torcieron a la izquierda y al final del pasillo aparecieron seis guardias armados que empezaron a dispararles con sus armas de ondas alfa. Los dos retrocedieron hasta ocultarse detrás de la esquina y esperaron unos segundos. Luego Magneto volvió a salir, hizo que una de las armas volara hacia él y les disparó. Al instante empezaron a tambalearse, a perder el equilibrio y a vomitar.
-Tenemos que subir a la superficie-dijo Magneto-, pero creo que no cabes en el ascensor.
-Entonces buscaremos otra ruta.
Juggernaut atravesó el techo de un salto y Magneto le siguió elevándose en el aire. Aparecieron justo en medio de un pasillo. Por un lado y por otro aparecieron guardias armados.
-Maldición-dijo Juggernaut.
-Tranquilo, les daré algo con lo que entretenerse.
Extendió los brazos y las pesadas puertas de todas las celdas salieron volando, dejando libres a una docena de los mutantes más peligrosos del mundo. Los mutantes salieron, vieron a los guardias y empezaron a atacarlos con sus poderes, y los guardias les dispararon a su vez.
Mientras se desarrollaba aquella lucha, Juggernaut y Magneto siguieron subiendo, hasta que llegaron a la superficie.
-¿Y ahora qué?-preguntó Juggernaut.
-Arranca aquella puerta de allí-dijo señalando una puerta metálica rectangular de aproximadamente su tamaño.
Juggernaut lo hizo y la tiró al suelo.
-Ahora ponte sobre ella. Yo la elevaré en el aire y así podremos irnos.
Juggernaut soltó una carcajada y se colocó sobre la puerta. Magneto y la puerta se elevaron al mismo tiempo y empezaron a alejarse. Entonces aparecieron unos guardias que comenzaron a dispararles.
-Allí hay tres helicópteros-señaló Juggernaut-Podrían seguirnos.
-No lo harán.
Los tres helicópteros empezaron a mover sus hélices y se elevaron en el aire. Se alejaron de la prisión, dieron la vuelta y fueron directos hacia el Vacío. La explosión que se produjo fue impresionante, pero Magneto no se inmutó, y Juggernaut y él siguieron alejándose.

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