Buscar este blog

viernes, 3 de mayo de 2013

Viejos amigos. Capítulo 12


12. Relojes

Los dos se estrecharon la mano.
-Llámame Magnus.
-Charles va a unirse a nosotros-dijo Daniel.
-Es una buena noticia. Cuantos más mejor.
-Gracias a Charles ahora sabemos que lo que ponía nervioso a Isaac eran los uniformes, que le recordaban a sus torturadores del campo de concentración, no nosotros. Ahora que sabemos la causa podremos empezar a ayudarle.
-Parece que el nuevo empieza bien. Bien hecho, Charles. Ese niño necesita toda nuestra ayuda.
-Gracias, sólo hice mi trabajo.
-¿Alguien puede decirme qué hora es? Mi reloj se ha parado-dijo Daniel-Es la tercera vez esta semana.
Charles miró a Eric pero no dijo nada, y este le aguantó la mirada.
-Parece que el mío también se ha parado-dijo Charles.
-Yo no uso, lo siento-dijo Eric.
-No importa.
-Bueno, os dejo, tengo pacientes que visitar-dijo Eric-Charles, encantado de conocerte.
-Lo mismo digo.
Eric salió de la habitación y los dejó solos.
-No me ha parecido tan huraño como dijiste.
-Debes haberle caído bien. Será por Isaac. Está muy encariñado con él. Cualquiera que haga algo por el niño tiene su apoyo.
-Me alegra saberlo. ¿Significa eso que el que accidentalmente ocasione algún daño a Isaac figurará en su Lista Negra para siempre?
-Sí. Ya ha pasado en dos ocasiones, por desgracia. Isaac es alérgico a los analgésicos. Una enfermera no lo sabía y el niño casi muere asfixiado. Eric habló cinco minutos con ella y cuando salió de su despacho estaba llorando. En otra ocasión una enfermera le dio una bofetada a Isaac durante uno de sus ataques. Eric la agarró de la muñeca y le dijo que si volvía a hacerlo le haría sentir en su propia piel lo que era estar en un campo de concentración.
-Vaya.
-Sí. Más vale que no lo cojas en uno de sus días malos.
-Tomo nota. Por cierto, ¿qué vas a hacer con los uniformes y las batas?
-Pediré que me los envíen de otro color. Quizá azul. Vaya, mi reloj ya anda. Qué curioso.
Charles se miró el suyo. También funcionaba.
-¿Te pasa muy a menudo? Que se te pare el reloj.
-Pues de verdad es que me ocurre varias veces a la semana. Es un hecho bastante extraño.
Charles quería preguntarle si siempre le ocurría cuando Eric estaba cerca, pero ya sabía la respuesta.
-A veces pienso que es él el que lo provoca, además de otras cosas, pero no me atrevo a preguntárselo. Tengo miedo de que la tome conmigo.
-Es lógico.
-Quizá si consigues hacerte amigo suyo te lo diga.
-Sí, tal vez.
-Si quieres su amistad, no lo llames Eric. Nunca.
-¿Por qué?
-No le gusta. Prefiere que le llamen Magnus. Es su segundo nombre.
-Pero tú antes le llamaste Eric.
-Si le caes bien y tiene un buen día, puede que te lo pase por alto, pero no abuses de tu suerte.
-Trataré de recordarlo.
-Y ahora sígueme, te presentaré a tus primeros pacientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario