25. El relato de Xavier
-Algún día me gustaría hacer por
los mutantes lo mismo que Daniel está haciendo por los
supervivientes del Holocausto-dijo Charles. Era de noche y los dos
estaban jugando al ajedrez, como de costumbre. Habían acordado
esperar hasta aquel momento para hablar del tema, para asegurarse de
que nadie les escuchara.
-¿A qué te refieres?
-No sé. Crear un colegio o algo
parecido para jóvenes mutantes. Niños y adolescentes confusos y
asustados por sus nuevos poderes. Necesitarán a alguien que les guíe
y a mí me gustaría hacerlo. Si yo hubiera tenido a alguien que me
ayudara a usar y controlar mis poderes mi infancia no habría sido
tan difícil.
-¿Cuáles son tus poderes?
-Ya te dije que era telépata, pero
ese no es el único. Puedo leer el pensamiento de la gente que hay a
mi alrededor. Es como si mi mente fuera una antena de radio y las de
los demás distintas frecuencias. Algunas mentes puedo leerlas aunque
no quiera; sus pensamientos llegan a mí como si se tratara de un
libro abierto. Otras me resulta más difícil penetrar en ellas.
También puedo entrar en la mente de los demás. Obligarles a hacer
lo que yo quiera. Borrarles la memoria. Incluso matarles.
-¿Matarles?-se sorprendió Eric.
-Sí. Ya ves cómo quedó John Doe.
Si algún día pierdo el control... Por eso procuro estar siempre
calmado.
-Vaya, no tenía ni idea. ¿Y
cuántos años tenías cuando aparecieron tus poderes?
-Diez años. Mi padre había muerto
y su socio, Kurt Marko, acabó casándose con mi madre. Era todo
amabilidad pero lo que realmente le interesaba era su fortuna. Tenía
un hijo, Caín, que me odiaba porque su padre era más atento conmigo
que con él, además era muy severo con él. Algunas veces entraba en
su mente, sin saber muy bien cómo, y eso le enfurecía aún más.
-¿Sabía él que le leías la
mente?
-Oh, sí, me pilló unas cuantas
veces, y saber que yo tenía ese poder aumentó su odio hacia mí.
Siempre me llamaba monstruo.
Después pasó a hablarle de su
etapa en la universidad, donde conoció a Moira, su primer amor, y de
su reclutamiento obligatorio que puso fin a su romance.
Luego le habló de su reencuentro
con Caín y de su deserción y de lo que sucedió en el Templo de
Cyttorak.
-Me recuperé de mis heridas en un
campamento M.A.S.H., donde conocí a Daniel, y allí nos hicimos
amigos.
-¿Sabe él que eres un mutante?
-Sí, lo sabe, y no le importa. Es
uno de las pocas personas que conozco que acepta a los mutantes sin
ningún tipo de prejuicio.
-Sí, es un buen hombre. ¿Qué fue
de tu hermanastro?¿Salió del templo?
-Oh, sí, sobrevivió al
derrumbamiento y he tenido unos cuantos encuentros con él. Ahora que
es prácticamente invencible utiliza todo su poder para acabar
conmigo. Cuando abandoné el campamento M.A.S.H. empecé a viajar por
todo el mundo, y en Egipto me topé con el primer mutante que
utilizaba sus poderes para el crimen...
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