26. El Rey Sombra
-Estando yo en una cafetería una
niña me robó la cartera. Era muy bonita. Su piel era oscura y tenía
una larga melena blanca con la que se había hecho una cola de
caballo. Se llamaba Ororo Monroe y trabajaba para un hombre llamado
Amhal Farouk. Utilicé mi poder telepático para detenerla y que me
devolviera la cartera y luego me llevó hasta Farouk, al que llamaban
Rey Sombra. También era telépata, como yo, y muy poderoso. Digamos
que estábamos los dos al mismo nivel. Traté de razonar con él,
hacerle entender que lo que hacía no era correcto, pero no quiso
escucharme, y nos enfrentamos. Luchamos en le plano astral, una lucha
psíquica, más bien, y al final, tras mucho esfuerzo, conseguí
derrotarle y le encerré en aquel universo interdimensional. Entonces
me di cuenta de que no todos los mutantes eran como yo, que algunos
eran una amenaza para la humanidad, y decidí que les haría frente.
Poco después me enteré de que Daniel había montado este hospital y
decidí echarle una mano. Y esa es toda la historia.
-¿Utilizas tu poder telepático con
los pacientes? ¿Es así como los ayudas?
-Sí. Entro en sus mentes, los
busco, hablo con ellos y trato de sacarlos a la superficie. Es lo que
he estado haciendo con Gabrielle.
-Cuéntamelo todo.
Charles le habló de la confusión
de su mente, de las torturas, de su rechazo inicial y de sus escasas
conversaciones.
-Me habría gustado hablarte de
ello, pero entonces tendría que haberte dicho que era un mutante, y
como estabas a la defensiva en ese tema...
-Sí, sí, lo sé, pero después de
todo lo que he vivido esa actitud era normal para mí. Dime, ¿qué
tal está ahora?
-Mejor. Creo que la he convencido
para que despierte, pero eso le llevará tiempo. Hoy ha parpadeado.
-¿En serio?
-Sí.
-Esa es una excelente noticia. Por
primera vez en seis años somos testigos de un avance. Son estos
momentos los que hacen que este trabajo merezca la pena.
-Estoy de acuerdo-Charles se
levantó-Vayamos a hacer la ronda. Está a punto de terminar mi
turno.
-Aún no hemos acabado la partida.
Charles movió su alfil.
-Ahogado.
-Esto cuenta como empate-dijo Eric.
-Por mí estupendo. No va a ganar
siempre alguno de los dos.
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