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miércoles, 8 de mayo de 2013

Viejos amigos. Capítulo 15


15. El secreto de Gabrielle

Charles entró en su habitación y se acercó a ella.
-Hola, Gabrielle, ¿qué tal estamos hoy?
Nada. Ella siguió inmóvil, mirando el techo.
-¿Te apetece darte un baño? Eso te sentará muy bien, créeme. Tomaré tu silencio como un sí.
Charles la cogió en brazos y su cabeza cayó hacia atrás, como si estuviera muerta.
-Vamos, Gabrielle, ayúdame un poco.
Pero ella no reaccionó.
Charles la sentó en el retrete y apoyó su espalda contra la cisterna para que no se cayera. Le llenó la bañera y cuando el agua estuvo templada le quitó el camisón y la metió dentro con suma delicadeza.
-¿Quieres cerrar los ojos ?Voy a lavarte el pelo.
Pero no lo hizo, así que tuvo que bajarle él los párpados.
-Esto es muy relajante, ¿verdad?-dijo, mientras le frotaba el cabello-Lo sería más si te lo hicieras tú misma.
Ella ni se inmutó.
-¿Sabes? Tienes un cabello precioso-Charles le echó agua en el pelo para quitarle la espuma-¿Nunca te lo han dicho? Seguro que sí. ¿Pero les has respondido?-Silencio-¿Quieres responderme a mí? Si sigues con los ojos cerrados es un sí, y si los abres un no, ¿qué te parece?
Gabrielle no abrió los ojos.
Charles sonrió.
-Bien, entonces estamos de acuerdo.
Charles le abrió los ojos y la inclinó hacia delante para lavarle la espalda, y entonces se detuvo en seco.
-Dios mío.
Gabrielle tenía un gran tatuaje que le ocupaba casi toda la espalda. Parecía una especie de... de mapa.
Charles llamó mentalmente a Daniel y le pidió que viniera cuanto antes.
Daniel se presentó cinco minutos después.
-¿Qué ocurre, Charles? Me has dado un susto de muerte al hablarme en mi cabeza-entonces vio a Gabrielle y el tatuaje, y lo comprendió.
-Ayer le pregunté a Eric por qué la estancia de Gabrielle aquí era un secreto, y me dijo que la bañara, y que entonces lo entendería. ¿Guarda relación con este tatuaje?
-Sí. Es hora de que lo sepas todo. A Gabrielle la están buscando.
-¿Que la buscan? ¿Quién?
-Los nazis.
-¿Los nazis? ¿Qué nazis? La Guerra terminó hace muchos años.
-Que la Guerra terminara no significa que los nazis desaparecieran con ella. Hay muchos nazis que escaparon. Y estoy seguro de nunca desaparecerán del todo.
-Está bien. ¿Por qué la buscan?
-Por ese tatuaje. En realidad es un mapa.
-¿Un mapa que lleva adónde?
-A un tesoro, claro.
-¿Qué tesoro?
-¿Cómo crees que Hitler financió su campaña en Europa?
-¿Es el tesoro de Hitler?
Daniel asintió con la cabeza.
-Cada vez que Hitler conquistaba un país se incautaba de todo el oro y dinero que hubiera en él, y lo utilizaba para su campaña europea, para armamento sobretodo y también para su seguridad personal.
-Entiendo. ¿Entonces el mapa indica el lugar en el que Hitler escondió toda su fortuna?
-Sí, así es.
-Pero no sale ningún nombre en el mapa.
-El que se lo tatuó no era estúpido, Charles. Se aseguró de que el tesoro fuera a parar a alguien lo suficientemente inteligente como para descifrar el mapa.
-¿Tú sabes descifrarlo?
-Sí. Para ver el camino necesitas un espejo y que sea de noche.
-Vaya, ahora comprendo que ocultes su estancia aquí.
-Es de vital importancia que los nazis no sepan dónde buscar. Prefiero que sólo unos pocos sepamos que está aquí. Si lo supiera mucha gente, se correría el rumor y podrían venir.
-No te preocupes. Tienes mi palabra de que no se lo contaré a nadie.
-Lo sé. Por eso te lo he contado. Porque confío en ti.
-Gracias, significa mucho.
Daniel volvió al trabajo y Charles terminó de bañarla.

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